“Mi hijo murió por culpa de los padres del niño que lo mató, porque es una irresponsabilidad dejar una pistola en la mesa, como si fueran cosas de comer” dijo Leticia Hortencia, madre del pequeño Samuel N.
“Me duele el alma, mi niño tenía apenas 11 años, le gustaba jugar, estudiar, correr, reír; era un niño muy sano, muy contento”, dijo con voz entrecortada al exigir justicia por el homicidio de su hijo.
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Señaló que Samuel era amigo de quien lo mató, Eduardo N de 10 años. “Mi hijo era su amigo”, dijo al tiempo de pedir el apoyo de la población de el Tejocote, su comunidad y del municipio, para que la ayuden a hacer justicia.
“Pido justicia, si la gente puede ayudarme a localizar a esas personas, ayúdenme, porque la verdad siento muy feo; ese padre tiene que pagar por su hijo”.
¿Qué piden los familiares del niño asesinado?
Dulce Margarita de Jesús, tía de Samuel pidió a los padres de familia no usar armas y, si las tienen que las guarden bien y eduquen a sus hijos. “No quiero ver otra tragedia como la que ocurrió a mi sobrino. Duele la muerte de Samuel porque es un niño inocente, un niño que no sabía nada de la vida. No tengan las armas fuera, escóndanlas”.
La casa donde vivía Eduardo con su familia se ubica a menos de 100 metros de la de Samuel, y está vacía; ahí ocurrieron los hechos. Las máquinas de videojuego, se conoció, están en el segundo cuarto de la vivienda como mudos testigos de lo ocurrido.
El señor Máximo Flores conocido como “El Chimino”, su esposa y Eduardo, de 10 años de edad, abandonaron su vivienda y huyeron del lugar.
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El pequeño Samuel fue sepultado en el panteón de la comunidad de Tuzantla. A su última morada lo acompañó su familia, amigos y vecinos de la comunidad, quienes manifestaron su solidaridad y se unieron a la exigencia de justicia por su homicidio.
Nota publicada en El Sol de Orizaba