El nombre de Magdalena Peraza Guerra está ya grabado en la historia de Tampico, fue la primera mujer alcaldesa de la ciudad y no sólo lo logró en una ocasión, lo hizo dos veces abanderada por diferentes partidos políticos.
En la antesala de que México por primera vez cuente con una presidenta, “la maestra” como le conocen en las calles y restaurantes, conversó con EL SOL DE TAMPICO donde recordó qué y cómo tuvo que luchar para ganarse ese sitio en la historia de este puerto.
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1) ¿Dónde surgió el momento en que usted consideró que podría convertirse en la primera mujer alcaldesa de Tampico, cuándo se dijo a sí misma que era posible?
Mira, yo no pensé llegar a ser presidenta municipal de manera improvisada o como veo que ahora apenas empiezan en la política ya quieren estar en los cargos más altos, ¿no?, hay que caminar un poquito.
Creo que lo pensé desde cuando fui secretaria general del partido -Partido Revolucionario Institucional- Estoy hablando del 92, 94, más o menos. -Me mandaron llamar a Victoria, que tenía que renunciar -a la Secretaría General del PRI- No, no voy a renunciar.
Yo seguía haciendo mi chamba y ahí es cuando empiezo a pensar, un día yo tengo que ser presidenta municipal de Tampico y lo voy a lograr, lo puedo lograr.
2) ¿Qué pasó en el PRI que no se atrevía a postularla?
Fíjate que yo luché mucho para que se me diera la candidatura por el PRI. Sí. En 2007, Eugenio -Hernández- me había prometido, porque yo apoyé a Eugenio desde antes que nadie creyera en él.
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Desayunamos en el café que está en la esquina de Olmos y Altamira. Él y yo nada más, entonces, cuando le dije, pero yo quiero ser presidenta municipal, candidata a presidenta municipal, por Tampico le dije y me dijo, ‘bueno, no va a ser en la primera mitad de mi gobierno, pero va a ser en la segunda mitad. Es compromiso con usted’ me dijo. Yo me quedé tranquila.
Entonces me manda a llamar Eugenio ya cuando se va a dar la candidatura y me dice ‘maestra no sabe cómo me duele lo que le voy a decir, porque usted es mi amiga y yo la quiero mucho y usted me ayudó pero no le puedo dar la candidatura porque tengo un compromiso’.
Le dije a Eugenio, ‘Usted dice que ya tomó la decisión. Perfecto. Nada más cuando yo tomé la mía, por favor, no me vayan a hacer lo que el sistema le hace a los que le dan la contra’. Usted me está diciendo que no y yo me voy con esa respuesta.
Entonces estaba el doctor -Rodolfo- Torre en la sala. ¿Qué pasó, maestra?. Nada, nada y me salí hecha el diablo. Bien enojada. Echaba chispas en ese rato.
3) Horas después, usted recibe una llamada de German Pacheco, era el PAN tocando la puerta, ¿podría creer lo que estaba pasando?
Dice Germán Pacheco, vente al PAN, nosotros te lo ofrecemos. El PAN no tenía nada, estaba muerto.
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A los tres días me habla. ‘¿Qué pasó, teacher, ya nos podemos reunir para platicar?' A ver, ¿reunir quiénes?. No, pues que Concha Elizondo, Teresa Sosa, Marcela Navarro, Lucirene Alzaga.
En ese momento, ¿qué llegó a mi mente, Mariela? Ya no fui por el PRI, ya no voy a ser nunca por el PRI, yo lo razoné, todo eso, ¿no? Entonces, aquí se me está abriendo una oportunidad; yo quiero el día de mañana decir, lo intenté y lo logré o lo intenté, pero no se pudo y me voy a quedar satisfecha conmigo misma de que luché. Voy para adelante y fue cuando le dije sí.
4) ¿Ya no le habló Eugenio Hernández?, ¿nunca más le volvió a llamar?
Sí, me habló Eugenio me dijo que, ¿qué pasó? ¿por qué pedía licencia en el Congreso? Si de verdad me aprecia usted, por favor, autoríceme, que me autoricen el permiso, le dije al gobernador, no me lo vaya a bloquear, le dije, porque entonces sí va a haber problemas. Él me dijo espero que no sea para irse a otro partido.
5) ¿Qué sintió cuando logró la candidatura con el partido que jamás imaginó?
Tenía sentimientos encontrados. Sí, porque por un lado, todos los años que yo, y yo había sido dirigente de mujeres, dirigente del movimiento territorial, el secretario general, presidente del partido, o sea, sí había sentimientos cercanos a la gente. entonces hubo sentimientos encontrados.
Hubo que cambiar el outfit del closet porque yo me acuerdo que de camisas blancas terminamos con sacos azules, me acuerdo. Sí, sí, sí. Al color azul. Ajá.
6) Era hasta raro verla a usted en color azul
Usted ganó, era ya de noche cuando llegó a la sede del PAN, había mucha gente, todo se desbordaba en alegría, hasta había un mariachi. ¿Cómo recuerda ese momento?
Lo primero que digo es ‘esta es justicia divina’ fueron mis primeras palabras ‘gracias Dios esto es justicia divina, agradezco a mis padres el poder haber tenido la victoria -pidió que le pusiera el Rey ¿la cantó?- Pues luego, yo sigo siendo la reina, ni modo'.
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Es una emoción indescriptible porque te afloran todos los sentimientos y lo que más en ese momento decía yo 'cómo no están mis padres aquí para que sientan lo que su hija, mi papá lo hubiera disfrutado como lo disfruté yo'.
