Luna artificial para iluminar China
Suena a ciencia-ficción, pero va en serio: China planea instalar un enorme espejo solar, como una luna artificial en el espacio, para iluminar la metrópoli y ahorrar electricidad
Básicamente, China pretende lanzar en órbita un satélite que usa reflectores solares para simular una luna artificial. El objetivo es sustituir la iluminación pública en la ciudad de Chengdu, en el suroeste chino. El país pretende ahorrar anualmente alrededor de 150 millones de euros en electricidad. El fantástico proyecto está ideándose desde hace tiempo, aunque aún deja muchas preguntas abiertas. Wu Chunfeng, director de la sociedad científica Tian Fu Nueva Área de Sociedad de Ciencias y presidente de la empresa CASC, estrechamente vinculada con el programa espacial chino, reveló algunos detalles al diario China Daily. Según el relato de Wu, los planes son muy concretos e implica lanzar al espacio un primer satélite de prueba en 2020. Por seguridad, primero debe brillar sobre un desierto, para verificar el funcionamiento y los efectos de la iluminación. Si todo va bien, otros tres satélites serán lanzados en 2022.
La idea no es completamente nueva, explica un vocero del Centro Aeroespacial Alemán (DLR): “Planos para construir iluminación artificial para áreas terrestres en el espacio ya existen desde la década de 1960”. En los años 90, Rusia experimentó con espejos plegables que fueron diseñados para lanzar luz solar sobre la Tierra. El proyecto se hizo conocido como Espacio Espejo, pero no funcionó como se esperaba. El primer satélite, Znamja 2, no produjo el brillo deseado, debido a problemas técnicos. El segundo intento, en febrero de 1999, tuvo aún menos éxito: la vela solar no se desdobló. La tercera prueba, Znamja 3, fue suspendida, junto con todo el programa.
Pero la idea de usar ese tipo de tecnología solar nunca fue completamente descartada. En Noruega, por ejemplo, ya existe una especie de versión reducida. Enormes espejos colocados en las montañas reflejan la luz del sol para una comunidad de 3.500 personas en la zona de Rjukan. De la misma manera que iluminar áreas cercanas a los polos que no reciben luz solar en el invierno, la iluminación nocturna en las grandes ciudades también es una aplicación posible de la tecnología, según los planes de los científicos chinos. Desde otro punto de vista, Reinhard Klenke, ecologista del Centro Helmholtz de Investigación Ambiental, quedan preguntas que responder sobre la posible contaminación luminosa. Estudios actuales revelan que más del 80 por ciento de la población mundial vive bajo un cielo contaminado luminosamente. “Sin duda, es una idea inteligente para ahorrar energía, pero también hay que considerar que tendrá un fuerte impacto, ya que las condiciones de iluminación se cambian en un área muy extensa. Una luna adicional cambiará fundamentalmente las condiciones, sobre todo cuando esta luna ilumina una gran área, alterando las diferencias entre el día, la noche y el crepúsculo”, advierte Klenke. Esto no es solo un problema para los amantes de las estrellas, sino también para la flora y la fauna. Además de los animales nocturnos, que se orientan fácilmente en la oscuridad, la contaminación luminosa también tiene consecuencias negativas para las plantas, que necesitan la transición del día a la noche para realizar la fotosíntesis.
Como sucede con todas las demás luces artificiales, habrá efectos sobre el biorritmo de los animales. “A lo largo de un largo período de tiempo, esto puede ocasionar cambios evolutivos, los animales se adaptan, eso no tiene que ser algo necesariamente perjudicial, puede ser simplemente diferente”, dice Klenke.
Al final, las consecuencias de una luna artificial también dependerán fuertemente del control de la iluminación, explica el biólogo del Instituto Helmholtz. Los científicos chinos dicen que la superficie iluminada puede ser controlada hasta pocos metros en su diámetro; es decir, la luna artificial puede ser capaz de iluminar un área de hasta 50 kilómetros cuadrados.
La luna china debe tener un brillo ocho veces más intenso que el satélite natural de la Tierra, algo que corresponde a apenas un quinto de la intensidad luminosa de las luces callejeras. La intensidad de la luna artificial puede comprarse con la luna llena en el invierno, cuando la nieve refleja la luz. Sin embargo, Wu Chunfeng espera lograr mucho más. En la entrevista con el China Daily habló sobre la posibilidad de sustituir algunas luces de la calle y explicó también que la luna artificial podría utilizarse eventualmente en caso de apagones en zonas de desastre, para apoyar las operaciones de socorro y rescate.
· lunes 19 de noviembre de 2018