Aunque actualmente hablar de Afganistán es pensar en opresión, talibanes y guerra, de las minas de este lugar se extrae un oro azul que cientos de artistas utilizaron para sus más bellas obras.
La guerra constante en este sitio, primero con la entonces Unión Soviética, la conformación del grupo Al Qaeda y la posterior lucha con Estados Unidos contrasta con la representación azul de este país en pinturas, cuadros e inmuebles antiguos.
¿Qué es el oro azul?
El portal Meoteored.mx informó que desde hace mucho tiempo una piedra semipreciosa de color azul, permitió a muchas generaciones de pintores plasmar unos llamativos cielos en sus obras.
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La piedra en cuestión es el lapislázuli; una roca metamórfica, compuesta de varios minerales, entre los que destacan la lazurita (el principal de todos ellos y responsable del azul), la calcita y la pirita.
¿Dónde se encuentran?
Las únicas minas de lapislázuli conocidas en el mundo fueron las de Afganistán, localizadas concretamente en las montañas de Hindu Kush, en la provincia de Badajshán, zona fronteriza con Tayikistán, China e India.
Los primeros usos que dieron de la llamativa gema fueron ornamentales, no siendo hasta el final de la Edad Media y el Renacimiento cuando se convierte en el pigmento azul más codiciado por pintores.
PINTAR DE AZUL AL MUNDO
Por medio de la ruta de la seda y de otras rutas comerciales conectadas con ella, el lapislázuli se extendió con rapidez por los principales imperios y culturas de la antigüedad.
Desde las minas de Badajshán empezaron a salir caravanas con destino a Mesopotamia, Egipto, India, China, llegando también cargamentos en barco hasta Grecia y Roma, en la época clásica, y el lejano imperio del sol naciente (Japón).
En la antigua civilización egipcia fue particularmente apreciado. Abundaban los amuletos con incrustaciones de la azulada piedra, a la que también daban propiedades curativas y un uso funerario
Su brillantez realzaba los cielos y los mantos de las vírgenes y de otras deidades mucho más que los azules elaborados con otros pigmentos naturales.
Además, le afectaba menos la exposición a la luz del sol, y resistía mejor el contacto con el agua y el aceite lo que despertó un interés creciente de los pintores por él.
SU DESTINO
Debido a su vibrante color, artistas exigían al ser contratados que se les proporcionara este pigmento, sin embargo, los múltiples conflictos comerciales complicaban el conseguirlo, de ahí viene el nombre de "oro azul".
“Por un lado, había una fuerte demanda entre los pintores, algunos de los cuáles –como Durero o Vermeer–, llegaron casi a arruinarse”, detalló la publicación alternativas al "oro azul" de características muy similares y con un coste inferior.
En las minas de Badajshán sigue extrayéndose lapislázuli en la actualidad, el problema es la corrupción, la complejidad de sus rutas y la situación política de este país.
Por ahora, nos queda disfrutar de lo que se llegó a pintar con el oro azul de Afganistán y la esperanza -lejana- de que la situación de este país mejore.