David Maust fue un militar y asesino serial. Fue condenado en diversas ocasiones por el servicio penitenciario de Estados Unidos y puesto en libertad, a pesar de sus peticiones por permanecer en prisión. Maust escuchaba voces en su cabeza, unas lo incitaban al bien, otras le ordenaban asesinar. Una historia de locura y homicidio al estilo de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
En 1886 se publica por primera vez la novela “El extraño acaso del doctor Jekyll y el señor Hyde” de R. L. Stevenson. Es la historia de un doctor quien, motivado por su curiosidad sobre la bondad y la maldad inherentes a los seres humanos, se cuestiona si será acaso posible dividir su personalidad en dos.
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La historia de Dr. Jekyll y Mr. Hyde de R.L. Stevenson
El doctor Jekyll inventa una fórmula química capaz de transformarlo en otra persona, tanto física como mentalmente, así es como nace el señor Hyde. Un hombre joven, de baja estatura, de movimientos ágiles y de un carácter en extremo violento. El señor Hyde es capaz de atacar, golpear e incluso asesinar.
Jekyll, asustado por las consecuencias de su experimento científico, busca mitigar la fuerza de su alter ego, pero ya es muy tarde. Hyde toma control del cuerpo de Jekyll a voluntad, sin necesidad de la fórmula. Sin embargo, el doctor sí precisa de la bebida para volverse de nuevo la personalidad dominante.
A todo esto, Jekyll tiene un grave problema con su invento. La fórmula para el cambio de identidad fue elaborada con un lote de sales de nivel impuro, del cual no ha logrado obtener otra muestra. Lo cual significa que Hyde puede aparecer en cualquier momento y él no lo puede evitar. Desesperado por su error, el doctor se suicida.
La historia de David Edward Maust
La siguiente narración puede herir la sensibilidad de los lectores, leer a discreción.
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David Edward Maust, nacido el 5 de abril de 1954, asesinó a cinco adolescentes durante su trayectoria criminal de 1974 a 2003. Al menos ese es el número contabilizado de manera oficial. No obstante, en los fragmentos de su diario, publicados por el periódico Chicago Tribune, Maust relata decenas de episodios de tintes sádicos.
La madre de Moust declaró, para el mismo medio, en el 2003, que su hijo había nacido malvado. Quizás esa idea la orilló a internar a David en un centro psiquiátrico a la edad de nueve años, lugar donde el niño sufrió violencia sexual, psicológica y física por parte de los otros pacientes. Fue en ese sitio donde las voces en su cabeza aparecieron.
Acorde a la narración del podcast “Asesinos seriales”, es muy probable que Maust padeciera de esquizofrenia. Escuchaba una algarabía de opiniones en su mente, unas le instaban a buscar compañía y afecto, otras lo apremiaban a torturar y masacrar. Cuando el instinto homicida tomó control de él, Maust no pudo y no quiso detenerse.
Su primera víctima tenía 13 años, su nombre era Jimmy. Maust, quien tenía 20 años, sometió al joven, lo ató a un árbol con los cordones de sus zapatos, lo golpeó con una tabla de madera hasta casi el punto de la muerte. Acto seguido, lo cargó, lo condujo hasta el bosque y esperó a que el chico expirará sus últimos suspiros mientras lo sujetaba en brazos.
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Antes de Jimmy, Edward Maust ató, golpeó, ahogó, estranguló y apuñaló a otras personas, todas del sexo masculino, pero se detenía en el momento justo que separa la vida de la muerte. Después de Jimmy, Maust se volvió un homicida en serie. El Chicago Tribune informó el descubrimiento de tres cadáveres, entre los 13 y 19 años, enterrados en el sótano de su casa.
A lo largo de su vida, Edward Maust fue condenado por una corte militar estadounidense en suelo alemán, país en el que se encontraba cuando ejecutó su primer homicidio, calificado por las autoridades de “involuntario”. Cumplió su tiempo en Kansas. Luego fue sentenciado en los estados de Texas e Illinois por los cargos de agresión y de asesinato, respectivamente.
Tanto Kansas como Illinois cedieron la libertad condicional a Maust, el cual se opuso de manera reiterada a esa decisión, él quería permanecer en prisión. En su diario da cuenta de cómo las voces en su cabeza se hacían cada vez más violentas, mientras los susurros de bondad, arrepentimiento y vergüenza iban mermando.
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En el estado de Indiana, después de asesinar a tres jóvenes, fue sentenciado a cadena perpetua. Edward Maust se suicidó en su celda el 20 de enero de 2006. Su historia de locura y homicidio es muy similar a la de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, un hombre que conoce tanto el bien como el mal, pero quien, incapaz de tener dominio sobre su mente, cede ante la crueldad.