KIEV, Ucrania (AP) —La periodista de televisión Julia Kirienko estaba con soldados ymédicos ucranianos a tres kilómetros (dos millas) del frente decombate cuando comenzaron a sonar los teléfonos en medio del ruidode los bombardeos. Todos recibieron el mismo mensaje al mismotiempo.
“Soldados ucranianos”, advertía el texto, “van aencontrar sus cadáveres cuando se derrita la nieve”.
Las fuerzas ucranianas que combaten a separatistas pro-rusos enla parte oriental del país reciben periódicamente mensajes deeste tipo, con amenazas y desinformación, que constituyen unanueva forma de guerra psicológica del siglo 21, comparable a lospanfletos que se tiraban en el campo de batalla.
“Es una forma de propaganda muy precisa”, dijo Nancy Snow,profesora de diplomacia pública en la Universidad de EstudiosExtranjeros de Kyoto.
La Associated Press comprobó que los mensajes casi seguramenteson enviados a partir de torres falsas de telefonía celular,también conocidas como captadores de códigos o simuladores detorres. Fotos, videos, documentos filtrados y otros elementosreunidos por periodistas ucranianos hacen pensar que el equipopuede haber sido suministrado por el Kremlin.
Los textos comenzaron a llegar en el 2014, poco después delinicio de los combates. La AP documentó casi cuatro docenas,incluido uno que recibió Kirienko el 31 de enero en Avdiivka, unaciudad próxima a Donetsk, que cayó en manos rebeldes.
Los mensajes generalmente dicen cosas como “véte yvivirás” o “no es necesario que tus hijos quedenhuérfanos”. Muchos son presentados de forma tal que parecieraque son enviados por compañeros de armas.
En el 2015, soldados ucranianos que defendían las víasférreas de la ciudad de Debaltseve recibieron mensajes enviadossupuestamente por camaradas, según los cuales el comandante de launidad había desertado. Otra serie de mensajes decía que lasfuerzas ucranianas estaban siendo aniquiladas. “Tenemos queescapar”, agregaban.
“Son mensajes mayormente con amenazas, que tratan de minar lamoral, diciendo que nuestros jefes nos traicionaron y que somoscarne de cañón”, expresó Roman Chashurin, un soldado queestuvo estacionado en Debaltseve.
Los militares ucranianos no quisieron hablar del tema, peroestán al tanto de lo que sucede.
[caption id="attachment_622106" align="alignnone" width="615"]Foto AP[/caption]
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Una investigación del 2014 de una firma de teléfonos celularesucraniana indicó que las torres falsas eran responsables de esosmensajes, de acuerdo con un especialista en temas de seguridad quetrabajó en la pesquisa. Habló a condición de no seridentificado, ni él ni su firma, porque se habían comprometido ano hacer pública esa información.
El coronel Serhiy Demydiuk, jefe de la unidad de ciberseguridadde la policía nacional ucraniana, dijo en una entrevista que losservicios de inteligencia sabían del uso de esas herramientas.
“En Avdiivka se comprobó que los rusos están usando torresfalsas. Las usan constantemente”, indicó.
Los simuladores de torres falsas se hacen pasar por torres deteléfonos celulares que pueden interceptar o incluso falsificardatos.
El envío de mensajes de texto en tiempos de guerra no es nadanuevo. Hamás envió mensajes a los israelíes durante el conflictoen torno a Gaza del 2009, por ejemplo, pero no estaba del todoclaro cómo lo había hecho.
Los simuladores permiten ajustar la propaganda a un sitio osituación específicos, según Snow.
“El ver un mensaje en tu teléfono te hace más susceptible ovulnerable a su impacto”, indicó la académica.
Tampoco se sabe qué tipo de hardware se emplea, aunque elportal ucraniano InformNapalm publicó un video y fotografías queparecían mostrar un sistema electrónico ruso llamado LEER-3 en elárea de Donetsk.
Un artículo del 2015 de una revista militar rusa indicó que elLEER-3 tiene un simulador adosado a un drone que tiene un alcancede seis kilómetros y puede captar conexiones de 2.000 celulares ala vez.
El ministerio de defensa ruso no respondió a pedidos decomentarios. Rusia niega toda intervención directa en la guerra enUcrania, a pesar de abundante evidencia que indica locontrario.
La efectividad de estos textos no está confirmada. Muchossoldados dicen que los ignoran.
“No nos afectaron en lo más mínimo”, aseguró Chashurin.“Bromeábamos y decíamos que debían tenernos tanto miedo que loúnico que pueden hacer es bombardearnos con esos mensajes”.
Pero Svetlana Andreychuk, una voluntaria que viaje confrecuencia al frente de combate a distribuir alimentos y otrospertrechos, dijo que las amenazas a veces funcionan en un conflictoinacabable que ya costó más de 9.900 vidas.
“Alguna gente sufre un impacto psicológico”, afirmó.“Llegan con regularidad. La gente está cansada. Ves a tuscompañeros morir. Y te encuentras con eso”.
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