/ martes 14 de junio de 2022

El viacrucis de 14 mil viejitos en clínicas públicas: faltan medicamentos y geriatras

En México hay apenas 615 geriatras certificados, lo que significa un médico por cada 14 mil 200 personas de la tercera edad

Por el pago de un médico de farmacia, la compra de medicinas que no les brindaron en el sector público o la atención con especialistas en consultorios, clínicas u hospitales particulares, adultos mayores y sus familias pagaron de su bolsillo en el último año más de 34 mil 891 millones de pesos, estima el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Esto, aun cuando una proporción de ellos tiene afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social (MSS), al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o a otra entidad de seguridad social.

El gasto de bolsillo de 15.4 millones de adultos mayores y sus familias en México fue similar al presupuesto que el año pasado asignó el gobierno de López Obrador a trazar el Tren Maya y dos veces más al que se destinó en este año para ese mismo propósito.

➡️ #Data | Adultos mayores, los más vulnerables a la depresión

A poco más de dos años de concluir la actual administración, la Secretaría de Salud (SSa) hizo público el programa de Atención al Envejecimiento en México en el que reconoce que la respuesta de atención médica a los adultos mayores es “fragmentada” y el sistema es de “insuficiente infraestructura”.

Destaca que sólo hay 615 especialistas geriátricos certificados en el país, lo que significa que cada médico debe atender a más de 14 mil 200 adultos mayores.

El documento asegura que “uno de los elementos que limitan el acceso de las personas mayores a los servicios de salud es el gasto de bolsillo”.

Los seis hijos de María Cristina son los que pagan los médicos y la medicina complementaria a su servicio en clínica del IMSS.

A principios de este año ella empezó a sentirse cada vez más mal por la hipertensión que tiene desde hace años. Su doctor familiar le cambió el medicamento y ahí empezó el problema: no lo tenían en la clínica 23 y sus hijos lo tuvieron que comprar.

Pero no fue lo único. Adicional a sus dificultades con el control de la presión se presentaron problemas con sus várices, “solo que el medicamento para eso ni siquiera existe en la lista del IMSS”, cuenta Jorge, uno de sus hijos.

“Nosotros compramos el Daflón, mes a mes, sabemos que lo necesita… pero el Seguro Social no lo maneja, entonces compramos ése; además del que sirve para la hipertensión, compuesto de Amlodipino-Valsartán e hidroclorotiazida, porque no lo han tenido...

“¿97 por ciento de abasto? Tenemos desde el 19 de abril dando vueltas para que nos surtan el medicamento que por protocolo médico se administró para un adulto mayor hipertenso. En la UMF (Unidad de Medicina Familiar 23 de la Ciudad de México) no nos dan fecha de disposición del medicamento ni un lugar para recogerlo”, escribió en redes sociales a finales de ese mes y después de la denuncia la institución lo buscó para darle la medicina, sólo que ya la habían comprado.

El Daflón cuesta 520 pesos y lo compran cada 20 días, mientras el de la hipertensión vale mil 500 pesos.

Pero antes de llegar a ese diagnóstico en el IMSS, María y su familia tuvieron que esperar que llegara la cita con los especialistas dentro del Seguro, por lo que al seguir con los malestares acudió en seis ocasiones con diferentes médicos a un consultorio de su colonia. Tan sólo en consultas fueron tres mil pesos más entre febrero y marzo.

Fue un cardiólogo el que después de algunos estudios recomendó cambiar el tratamiento que tenía desde hace años. Pero al ver que sería un tratamiento largo y de alto costo, María esperó su cita en el IMSS y presentó a su médico los estudios y la sugerencia del cardiólogo particular.

En el IMSS tanto en cardiólogo como el angiólogo confirmaron el diagnóstico y los fármacos que debe tomar María.

PREVALECE DESIGUALDAD

El gasto de bolsillo “representa, a nivel nacional, un gasto anual de 34 mil 891 millones 41 mil 17 pesos. Este gasto es asumido por las personas mayores o por su familia, aun cuando la persona esté afiliada a alguna institución de salud y seguridad social”.

El documento agrega que en el territorio nacional prevalece la desigualdad en el acceso a los servicios médicos para los adultos mayores.

“En las zonas rurales, 66.2 por ciento de las personas mayores usuarias de los servicios de salud no tienen afiliación a alguna institución de seguridad social, mientras que, en las zonas urbanas, 30.4 por ciento de las personas mayores usuarias de los servicios de salud no cuentan con ninguna afiliación”.

Otro de los aspectos que revela el informe gubernamental es que 37 por ciento de los adultos mayores en el país son dependientes de sus hijos.

Asimismo, al estudiar el perfil de los adultos mayores, observa que 45.6 por ciento tiene estudios equivalentes a primaria incompleta.

Por otro lado, 58.9 por ciento son casados o viven en unión libre, 25.2 por ciento son viudos y 12.9 por ciento viven solos.

Por el pago de un médico de farmacia, la compra de medicinas que no les brindaron en el sector público o la atención con especialistas en consultorios, clínicas u hospitales particulares, adultos mayores y sus familias pagaron de su bolsillo en el último año más de 34 mil 891 millones de pesos, estima el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Esto, aun cuando una proporción de ellos tiene afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social (MSS), al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o a otra entidad de seguridad social.

El gasto de bolsillo de 15.4 millones de adultos mayores y sus familias en México fue similar al presupuesto que el año pasado asignó el gobierno de López Obrador a trazar el Tren Maya y dos veces más al que se destinó en este año para ese mismo propósito.

➡️ #Data | Adultos mayores, los más vulnerables a la depresión

A poco más de dos años de concluir la actual administración, la Secretaría de Salud (SSa) hizo público el programa de Atención al Envejecimiento en México en el que reconoce que la respuesta de atención médica a los adultos mayores es “fragmentada” y el sistema es de “insuficiente infraestructura”.

Destaca que sólo hay 615 especialistas geriátricos certificados en el país, lo que significa que cada médico debe atender a más de 14 mil 200 adultos mayores.

El documento asegura que “uno de los elementos que limitan el acceso de las personas mayores a los servicios de salud es el gasto de bolsillo”.

Los seis hijos de María Cristina son los que pagan los médicos y la medicina complementaria a su servicio en clínica del IMSS.

A principios de este año ella empezó a sentirse cada vez más mal por la hipertensión que tiene desde hace años. Su doctor familiar le cambió el medicamento y ahí empezó el problema: no lo tenían en la clínica 23 y sus hijos lo tuvieron que comprar.

Pero no fue lo único. Adicional a sus dificultades con el control de la presión se presentaron problemas con sus várices, “solo que el medicamento para eso ni siquiera existe en la lista del IMSS”, cuenta Jorge, uno de sus hijos.

“Nosotros compramos el Daflón, mes a mes, sabemos que lo necesita… pero el Seguro Social no lo maneja, entonces compramos ése; además del que sirve para la hipertensión, compuesto de Amlodipino-Valsartán e hidroclorotiazida, porque no lo han tenido...

“¿97 por ciento de abasto? Tenemos desde el 19 de abril dando vueltas para que nos surtan el medicamento que por protocolo médico se administró para un adulto mayor hipertenso. En la UMF (Unidad de Medicina Familiar 23 de la Ciudad de México) no nos dan fecha de disposición del medicamento ni un lugar para recogerlo”, escribió en redes sociales a finales de ese mes y después de la denuncia la institución lo buscó para darle la medicina, sólo que ya la habían comprado.

El Daflón cuesta 520 pesos y lo compran cada 20 días, mientras el de la hipertensión vale mil 500 pesos.

Pero antes de llegar a ese diagnóstico en el IMSS, María y su familia tuvieron que esperar que llegara la cita con los especialistas dentro del Seguro, por lo que al seguir con los malestares acudió en seis ocasiones con diferentes médicos a un consultorio de su colonia. Tan sólo en consultas fueron tres mil pesos más entre febrero y marzo.

Fue un cardiólogo el que después de algunos estudios recomendó cambiar el tratamiento que tenía desde hace años. Pero al ver que sería un tratamiento largo y de alto costo, María esperó su cita en el IMSS y presentó a su médico los estudios y la sugerencia del cardiólogo particular.

En el IMSS tanto en cardiólogo como el angiólogo confirmaron el diagnóstico y los fármacos que debe tomar María.

PREVALECE DESIGUALDAD

El gasto de bolsillo “representa, a nivel nacional, un gasto anual de 34 mil 891 millones 41 mil 17 pesos. Este gasto es asumido por las personas mayores o por su familia, aun cuando la persona esté afiliada a alguna institución de salud y seguridad social”.

El documento agrega que en el territorio nacional prevalece la desigualdad en el acceso a los servicios médicos para los adultos mayores.

“En las zonas rurales, 66.2 por ciento de las personas mayores usuarias de los servicios de salud no tienen afiliación a alguna institución de seguridad social, mientras que, en las zonas urbanas, 30.4 por ciento de las personas mayores usuarias de los servicios de salud no cuentan con ninguna afiliación”.

Otro de los aspectos que revela el informe gubernamental es que 37 por ciento de los adultos mayores en el país son dependientes de sus hijos.

Asimismo, al estudiar el perfil de los adultos mayores, observa que 45.6 por ciento tiene estudios equivalentes a primaria incompleta.

Por otro lado, 58.9 por ciento son casados o viven en unión libre, 25.2 por ciento son viudos y 12.9 por ciento viven solos.

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