Si Luis Buñuel viviera y volviera a rodar la película Los Olvidados lo haría en los campamentos de los damnificados del Multifamiliar de Tlalpan. La escena: viviendas improvisadas con lonas y plásticos, andadores llenos de hojas secas, tierra y polvo por todas partes; adultos mayores de ojos tristes, jóvenes impetuosos con demandas y niños enojados jugando a la normalidad.
Una especie de ciudad perdida dentro de la metrópoli, la más importante del país, el corazón de la República. Es ahí donde quienes perdieron su hogar y su patrimonio se abren a El Sol de México para pedir que los escuchen, que no los dejen solos ni las autoridades ni los ciudadanos, porque para ellos, a cinco meses del fatídico temblor del 19 de septiembre, todo se ha estancado, las manecillas del reloj no dan tregua y no llegan las noticias que quieren oír: reconstrucción.
Nos recibe Ángel Fuentes Martínez, del Edificio 3A, quien nos lleva hasta el segundo campamento que se encuentra en el interior del centro cultural Francisco I. Madero, donde se tiene que pedir permiso a las autoridades para entrar. La condición, sin cámaras de video ni fotografía.
El señor Luis Roberto Torres, del edificio 3B, departamento 404 accede a la entrevista. Es un hombre de aproximadamente 60 años y de rostro expresivo. Nos instalamos en una mesa de madera que se encuentra en el patio.
-Platíqueme ¿cómo es su día a día aquí en el campamento?
- Adaptarnos a toda esta situación es muy triste, realmente salimos a trabajar, salimos a buscar el trabajo, salimos día a día a buscar la comida, ver por lo que nos alcanza, lo que no nos alcanza.
No te acostumbras a la gente. Tenemos un baño para 35 personas .Lavamoscon un solo lavadero, los tendederos están muy chiquitos, la regadera, nos pusieron cuatro y sirve una. Todo los que nos dio la gente de México desapareció, ya no tenemos ayuda de nada.
Desafortunadamente todos esperan que nos ayude el jefe de gobierno, porque aquí en Coyoacán no puedes confiar en los delegados. Les interesa lo suyo nada más y pues vivimos al día.
-¿Cuál es su trabajo?
-Soy vendedor, vendí periódicos, fui voceador, así te vas encontrado muchas cosas, aprendes muchos oficios, ya nada más estamos aquí mi esposa y yo. Mis hijos están lejos, pero nos ayudan.
-¿Qué le pediría a la gente, esa que siempre ayuda?
-Pedir, no, no tengo por qué lastimar a la gente con nuestros problemas.
Reconsidera y dice:
-Que el gobierno de Enrique Peña Nieto volteara a ver la injusticia que hace tanto Mancera como el delegado de Coyoacán.
Se supone que hay una ayuda personal, una ayuda para todos. Yo estoy bien, pero todo mundo viene y te pide “regálameun pan, un bolillo”. Muchos se fueron y regresaron porque estuvieron rentando un cuarto. Véalo dónde estamos (muestra el interior de donde duermen en el que solo se observan cobijas en el piso y un anaquel con cosas de cocina) en una… de lonas, de fierros en el suelo, tú dices:
“Oye Peña Nieto no te olvides”.
Niños sufren Bullying
En el traslado hacia otro campamento nuestro guía, Ángel suelta con preocupación el bullying por el que están atravesando los niños damnificados del Multifamiliar.
- Las mamás no hablan de eso y yo se lo voy a decir que es muy importante: el bullying por no tener casa, por llegar sucio, por bañarse una vez a la semana, entonces los niños cuando llegan al campamento lo hacen llorando, al otro día ya no quieren ir a la escuela. Yo exhortaría a las autoridades que hicieran un llamado de conciencia, de tolerancia y de respeto para con esos niños. Ellos están a la defensiva, porque no tuvieron la culpa.
-¿Entonces usted cree que también se está modificando el comportamiento de los niños de los campamentos?
-Claro que sí, ellos están a la defensiva, porque no tuvieron la culpa.
Por los andadores del Multifamiliar encontramos al señor Agustín Viveros de Hita, quien ha establecido ahí, por el momento, su hogar.
En nuestro recorrido por esa zona desolada contrastan dos casas hechas por alumnos de la UNAM, son pequeñas, con caída de dos aguas y construidas con madera y plástico (parecido al material con el que hacen las urnas para votar). Una le pertenece a la señora Cristina Serrano, deledificio 4A, a quien eligieron porque tiene niños en su familia. Visiblemente enferma de gripe nos expone su problemática.
-¿Cuáles son sus necesidades?
-El agua, el baño. Antes nos bañábamos diario, ahora yo creo que una vez a la semana, porque nos vamos a un hotel que nos cobra 230 pesos por dos horas.
Al final de nuestro recorrido por el Multifamiliar de Tlalpan, Marisol Arriaga, una de las dirigentes nos expone los motivos de su movimiento.
-¿Cuál es su lucha?
-Siempre dijimos que no íbamos a negociar el terreno, no queremos reubicación tampoco y cuando Mancera declaró que la única vía por la cual podíamos recuperar nuestras propiedades era adquirir un crédito, también dijimos que no. Lo que nosotros estamos luchando es porque se construya ya el edificio colapsado con recursos públicos, no queremos deudas y el resto de los edificios el reforzamiento, sin la adquisición de ningún crédito y tampoco aceptamos la Ley de Reconstrucción que contempla el crédito, pero para el edificio colapsado,
La opción que ellos dan es la redensificación que implicaría construir 35% de departamentos extra del total de lo que ya existía. Tampoco creemos que sea una vía darle a las inmobiliarias ganancias con lo que ha llevado cinco meses de dolor, de desalojo, de despojo como para enriquecerlos con ese dolos.