Escribir sobre lápidas es un oficio que se aprende de generación en generación, antes uno de los mejores pagados dentro de las actividades de las personas que realizan trabajos en los camposantos de Tampico.
Sin embargo, a últimas fechas esta labor va perdiéndose entre la pandemia y solo quedan algunos pocos que aún, afinan sus pinceles y se dedican al arte de rotular el nombre de los muertos, para que nadie los olvide.
DESDE QUE EMPEZÓ LA PANDEMIA DISMINUYERON LOS ENTIERROS
"Antes se podían sepultar en el cementerio municipal de Tampico hasta 15 personas a la semana, pero desde que empezó la pandemia ha disminuido drásticamente y pueden ser solo tres difuntos los que lleguen a una cripta, pues la gran mayoría son cremados por las disposiciones sanitarias o porque sus familiares se les es más económico".
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Comenta Jesús Rodríguez, uno de los pocos artesanos del cementerio municipal de Tampico, que rotular las tumbas siguiendo un arte tradicional, a mano alzada y con pincel, no con plantillas, como se hace en algunos casos; está forma artesanal de trabajar la aprendió de su padre y este a la vez de su abuelo, a quienes acompañaba a las necrópolis desde niño y fue colocando letras en el mármol de las tumbas.
Gracias al oficio de Jesús, cuando visitamos los cementerios se puede mirar más allá de los sepulcros y adivinar quiénes eran aquellas personas ya fallecidas, si eran niños, adultos, tenían alguna profesión especial o una virtud que sus familiares quieren resaltar y en algunos casos las frases que ellos decían o que los describían, algún poema que les gustaba o simplemente una despedida.
EL COVID-19 AFECTÓ A LOS ROTULADORES DE TUMBAS EN TAMPICO
La verdad es que disminuyó mucho el trabajo, sobre todo con la pandemia, se lamenta Jesús, "la gente cada vez más prefiere incinerar a sus difuntos y esta situación del Covid-19 ha creado que la cremación se vaya haciendo una costumbre, lo que ya impactó en muchas de las actividades de los trabajadores del cementerio, pero más fuerte en quienes nos dedicamos a pintar las letras en las lápidas".
"El Covid-19 es mato mi pincel", podría ser el epitafio ideal para estos artesanos de las criptas, que poco a poco van viendo como su oficio desaparece de entre las tumbas, pues en algunos casos por el abandono y en otros al irse arraigando cada vez más la cremación, como un proceso para los difuntos de las nuevas generaciones, que podrían abandonar los cementerios y ocupar otros espacios para sus difuntos.