Imponente, arrullada por las agua del río Pánuco y acariciada por la brisa del Golfo de México se erige el monumento en honor a la Virgen del Carmen, obra erigida hace más de medio siglo.
Faro de fe que guía a los pescadores y hombres de mar, esta imagen fue inaugurada y bendecida en abril de 1967 durante el VI Congreso Nacional Carmelitano.
Durante el discurso del excelentísimo obispo de Veracruz, José Guadalupe Padilla, presidente del Apostolado del Mar, se ponderó la belleza del monumento en honor a la Virgen Santísima del Monte Carmelo.
La figura de la Inmaculada Concepción sostiene al Niño Jesús en sus brazos y en una de sus manos un escapulario, como el entregado a Simón Stock con la promesa de salvaguardar de los peligros a quien lo portara y que este no pasaría por las llamas del infierno; signo de paz y de eterna alianza.
El monumento pesa 18.48 toneladas y se levanta en tierra tamaulipeca “como aurora sonriente, hermosa como la luna y escogida como el sol, mujer vestida de Sol y coronada de estrellas”, dijo el excelentísimo en su emotivo discurso.
La inauguración del monumento fue transmitida por la XEFW, estando presentes, además el entonces obispo de Tampico, Ernesto Corripio; los arzobispos de Puebla, Veracruz y Chiapas.
En letra de bronce se inscribió: “Virgen del Monte Carmelo, hermosa estrella del mar, con tu santo escapulario bendícenos al pasar”.
Al pie de ese monumento es donde el día de mañana concluye la procesión náutica en honor a la ”reina de los mares”, patrona de los marinos y pescadores, guía de los pasos de los navegantes y faro en estrella que garantiza el regreso a puerto seguro.