"De pronto se nos vino el mundo encima, ¿qué vamos a hacer? Dios en su providencia nos va dando espacios y lugares para participar y dentro de la pena que nos da la situación de la pandemia, nos da la alegría de la respuesta de la gente que expresa el gran cariño que le tienen al seminario tanto las familias, las comunidades y las parroquias", expresó José Armando Álvarez, obispo de la Diócesis de Tampico, dentro de la gran kermés del seminario.
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Comentó que esta situación distópica que se vive ha afectado en diversos aspectos a todos y la Iglesia católica no es la excepción, pues además del impacto económico también se han tenido desafíos para seguir promoviendo las vocaciones sacerdotales.
"Yo creo que la pandemia a todos nos ha pegado porque no se hace el trabajo físico, presencial, sino que todo se hace por la internet y en el caso del trabajo para las vocaciones hace falta estar en contacto con los jóvenes, entonces nos hemos visto totalmente desafiados a intentar cosas nuevas, intentar de otra manera, no podemos dejar al pueblo solo, tenemos que siempre estar con ellos".
El llamado para las familias cristianas, añadió, es pedir a Dios por las vocaciones, "llamar a sus hijos a los jóvenes a decirles que también el camino el sacerdocio es un camino lleno de alegrías personales y familiares, además que más que la ayuda material es hacer conciencia de la oración de la gente por el seminario, porque marca las cuestiones materiales queremos que la gente quiera al seminario y que trabajemos por las vocaciones".
Este 29 de noviembre se realizó la kermés anual en pro del Seminario Conciliar de Tampico, realizándose en esta ocasión con distintos protocolos sanitarios, además de que la venta de platillos se realizó de forma previa en diversas parroquias y este domingo las familias solamente fueron a recoger lo que habían adquirido.
Además, el obispo de Tampico realizó una celebración eucarística en este día tan especial.