Para gustos, colores; y para Tampico, sabores, así se debería hablar de las cosas ricas de nuestra zona y en #Usual ya nos hacía falta salir por un poco de sabor y tradición, lo que encontramos en la vainilla de La Pureza.
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Producto empleado en repostería, licuados, así como en una gran cantidad de alimentos de la zona, pero lo que sorprende de este producto no es únicamente su sabor y su antigüedad, sino que su creador es el mismo del Vinagre de Manzana, del cual ya hemos hablado en una edición pasada.
Por lo tanto, fue fácil regresar, con nuestras amigas Otilia y Alicia, a la fábrica donde se manufactura y distribuye este producto originario de la huasteca.
En el espacio ubicado en calle San Martin No. 113, se encuentra desde hace más de 50 años el negocio que empezó el visionario don Óscar Ávila Reyes, donde haciendo un contraste a su popular producto, el vinagre, hizo algo con notas más dulces: su Vainilla La Pureza.
“Mi tío siempre quiso ser químico y por cuestiones económicas no pudo, pero cuando empezó a crear el vinagre empezó a experimentar con la vainilla”, compartió con #Usual Alicia, sobrina del empresario tampiqueño.
Don Óscar era un hombre que le gustaba el trabajo artesanal y con sus propias manos fue ideando lo que sería uno de los productos más comercializados en la zona a base de experimentación.
“El color que tiene la vainilla él lo conseguía con azúcar quemada, compraba los costales de azúcar de costales de manta, tenía sus calderas donde quemaba el azúcar y de ahí le daba el color”, comentó Alicia.
Pero todo esto no sería de la noche a la mañana, pues este proceso no era libre de tener sus accidentes tales como quemaduras que recibía el artesano, “se daba unas quemadas bárbaras, de verdad, yo recuerdo que llegaba quemado, todo negro, porque el con sus propias manos hacia todo”.
Hoy el proceso es completamente industrializado, con su plantilla de trabajadores y la maquinaria adecuada para distribuir cientos de litros de vainilla a la huasteca.
“Ahorita ya tenemos personal que nos ayuda, maquinas, batidoras eléctricas, pero mi tío era solo, tenía un remo grande con el batía como las brujas y así empezó”, refirió.
“Y donde ponía el ojo ponía la bala”, así describió su sobrina al empresario que tuvo la visión de traer un producto al puerto con tanta utilidad, “hizo un producto que fuera para todas las temporadas y para tantas cosas, tanto para frio como para calor, para nieves, flanes, licuados, en inverno el pan, el café también.”
Y es que hasta en los tacos podemos encontrar esta vainilla a un costado de las aguas de horchata, sin duda la Vainilla de La Pureza es otro más de estos productos extraordinarios con los que convivimos usualmente para darle un delicioso aroma a nuestras rutinas.