Quieta, sosegada... pero viva, guardando el momento de despertar de un letargo impuesto.
Dormida en un sueño reflexivo, vigilado por río y mar, así permanece nuestra zona sur de Tamaulipas.
La calma llegó de sorpresa, desde muy lejos, obligando al resguardo de sus habitantes que hoy extrañamos el trajín del día a día, el tráfico y las prisas rumbo al trabajo, la escuela o a las compras.
El Pánuco hoy luce calmo, con pocas pangas, lanchas o embarcaciones que zurquen las tibias aguas rumbo al mar o en busca de tierra firme.
Y la playa, nuestra playa, la de blanca arena y sol dorado, está reflexiva, sin huellas que narren la diversión, paseos o ejercicios diarios a orilla del Golfo de México.
Las olas se rompen libres contra el malecón sobrevolado de gaviotas, mientras que al fondo cabizbajo observa el centenario faro de La Barra.
Pero Tampico, el hermoso puerto tropical, permanece en espera de su navegante, del momento en que la somnolencia concluya para emerger de nueva cuenta y con la fuerza de su gente levantarse.
De la mano con Ciudad Madero y Altamira, joyas turística, petrolera e industrial, que en sinergia conjunta harán redoblar los esfuerzos con un paso seguro, de confianza, solidaridad y fe.
Hoy las citas en Altama, los recorridos en el rompeolas o las tardes en el mirador de la laguna de Champayán deberán esperar, las citas se reprogramarán para expresar los abrazos y besos que la pandemia ha frenado.
Centinelas y guardianes en primera línea de defensa han permanecido nuestros héroes de carne y hueso, los médicos, enfermeras, enfermeros, camilleros, vigilantes, policías, tránsitos, soldados, marinos, de limpieza pública y quienes diariamente salimos a laborar en actividades esenciales para sobrellevar este aislamiento social.
Sin duda extrañaremos a quienes ya no están, a los que cayeron víctimas del enemigo mundial, a quienes sin duda recordaremos siempre.
Pero juntos hemos salido de muchas, porque somos un pueblo lleno de tradiciones, sabores, olores, esfuerzo y trabajo; de los que gustan contar las historias de barcos, piratas y extraterrestres, de sentirse orgullosos de ser vecinos del mar con el rostro bañado por la brisa.
Hoy quizá nos sintamos solos, abrumados y pensemos que la desesperación nos asfixia, pero nos tenemos el uno al otro, a nuestras familias, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y conocidos, que hombro a hombro nos impulsaremos para salir airosos.
Estamos listos para recomenzar, levantarnos y tender la mano a quien se le dificulte ponerse en pie, porque somos gente de gran entereza, decisión y amor por su tierra, a la que jamás hemos dejado sola en momentos asiagos.
Falta poco para vencer, ya podemos ver la claridad al final de la negrura de estos días tan complejos.
En tanto #SigamosEnCasa, en espera de poco a poco retomar el movimiento, el vigor, la vida y la fortaleza de nuestra querida zona sur de Tamaulipas.
En espera de regresar al cine, restaurantes, las compras, plazas, lagunas, a nuestras calles, nuestros trabajos, a volver a disfrutar los amaneceres dibujándose sobre el horizonte del mar, o el ocaso que esconde al sol en la línea de nuestras lagunas.
Tampico, Ciudad Madero y Altamira somos gente de ahínco, temple y fortaleza que sin duda sabremos incorporarnos, con la cara al cielo, para seguir sintiéndonos, siempre, orgullosamente tamaulipecos.