La partida de la Rosca de Reyes se ha convertido en la esperanza de decenas de panaderías para recuperarse de las bajas ventas que se han tenido con motivo de la pandemia que atravesamos, por lo que ven en esta tradición la posibilidad de un respiro.
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Debido a la complicada situación económica y para favorecer las ventas la mayoría de las panaderías de la zona sur de Tamaulipas ofrecerá este producto al mismo precio que el año pasado, a fin de dar la posibilidad a la mayor cantidad de personas de disfrutar de esta delicia.
El precio varía dependiendo de diversos factores en los que se incluye el tamaño, la cantidad de muñequitos o Niños Dios o el material con que esté elaborado, ya que hay desde la tradicional, las gourmet e incluso las veganas o las gluten free.
UNA TRADICIÓN QUE SE SABOREA
El delicioso y esponjoso pan sabor vainilla, a veces con un toque de ralladura de naranja y su aroma tan característico, las tiras de fruta cristalizada muy populares entre nuestros abuelitos y muchas veces rechazadas por los más pequeñitos, las franjas de azúcar que endulzan hasta al paladar más amargo y los monitos que representan al Niño Jesús, mismos que suelen venir acompañados con la promesa de los tamales en febrero, esto forma parte de una hermosa tradición convertida en manjar, la Rosca de Reyes.
Todos la hemos comido, ya sea “chopeada” en chocolate caliente, café o incluso con su respectivo vasito de refresco. Es por eso que, en vísperas de uno de los días más celebrados por los infantes de la zona conurbada, EL SOL DE TAMPICO se dio a la tarea de buscar y retratar la esencia de este magnífico postre.
Para ello platicamos con Juan Francisco Jiménez Ramírez, quien lleva más de 30 años laborando como panadero y desde hace una década elabora las Roscas de Reyes en la Flor de México, “cada año nos han elegido para elaborar roscas, aquí seguimos con la tradición año con año de la también llamada ‘rosca de levadura’, también tenemos la ‘rosca de batido’ y ha jalado mucho esa venta”.
Una rosca 100% tradicional lleva harina, huevo, mantequilla, leche, vainilla, saborizantes, acitrón y sus respectivos muñequitos. Lo que varía y depende de qué tan numerosa sea la familia que la degustará es el tamaño; señala que una chica lleva dos muñequitos, la mediana se prepara con cuatro y a la grande se le colocan seis, aunque “si hay algún pedido que soliciten con unos monitos de más, pues con gusto se las hacemos”.
El integrante del equipo de la Flor de México indica que en medio de la crisis económica derivada del coronavirus y debido a que confían en que este postre logre unir a niños, jóvenes, adultos y abuelitos en torno a la mesa, los precios se mantienen igual que en enero de 2020, “la chica anda en 110 pesos, la mediana en 190 y la grande en 280, son igual que el año pasado por la situación de la pandemia”.
Jiménez Ramírez manifiesta que para esta panadería es un orgullo ofrecer esta deliciosa rosca, ya que llevan desde 1936 manejándola en su menú. Remarca al disfrutarla con nuestros seres queridos vale la pena recordar el significado, aquel que radica en el amor de los padres de Jesús -José y María- al esconder a su hijo del rey Herodes y la llegada -llena de esperanza y perseverancia- de Melchor, Gaspar y Baltasar, los Reyes Magos.
Expresa que La Flor de México tiene seis sucursales en el sur de Tamaulipas y con entusiasmo se preparan para esta época donde en 2020 elaboraron entre 4 mil y 5 mil roscas de todos tamaños.
“Este año confiamos en que sea la misma venta, los invitamos a que pasen por sus roscas”, dice subrayando que, aunque las mesas no puedan estar llenas debido a la contingencia, es la oportunidad perfecta para compartir en armonía con quienes viven junto a nosotros, bajo el mismo techo.