La monogamia se le denomina a la relación que se da entre dos personas, de manera afectiva y sexual, esta situación durante muchos años se estipuló como una condición absoluta.
Sin embargo, entre las sombras de las generaciones ha crecido una nueva mentalidad a la hora de tener pareja, siendo ya considerada la monogamia como algo del pasado, a esta ideología se le conoce como el poliamor.
Consiste básicamente en mantener relaciones sentimentales y/o sexuales con dos o más personas al mismo tiempo, con el consentimiento de todas las partes comprometidas en apoyar ese tipo de relación.
Esto, para quienes lo practican, no denota irresponsabilidad, sino lo contrario, al existir un número más amplio de involucrados.
NO POR RESPETO, SINO POR CULTURA
La monogamia ha sido una práctica común en países como México, no así en otras partes del mundo, como Medio Oriente o el continente europeo, donde la poligamia es algo común.
“Las culturas monógamas por ejemplo definen la fidelidad a estar con una sola persona y se rigen por ello, los árabes en cambio tienen varias esposas siempre y cuando las puedan mantener y no se considera infidelidad”, explicó la psicología Mitzi Rocío Mar Argumedo, al ser cuestionada si la cuestión cultural puede ser también un factor determinante.
Como recomendación la especialista propone que si se busca entrar en este tipo de relaciones se establezca desde un principio las condiciones de la misma, esto para evitar que la otra persona pueda salir lastimada.
LAS RELACIONES ABIERTAS
Se puede entender que una relación poliamorosa pueda ser lo mismo que una abierta, sin embargo, las condiciones son diferentes.
Si bien el poliamor se define como establecer relaciones sentimentales con más de una persona, una relación abierta es aquella en la que se tiene una pareja pero se tiene encuentros sexuales ocasionales con otras.
“En las relaciones abiertas la pareja acuerda que ambos podrán tener relaciones sexuales con otras personas y evitarán involucrarse afectivamente con los otros”, comentó la psicóloga, siendo el número de relaciones afectivas las que se ven limitadas en esta.
Ya sea por salir de la rutina o por tener interés físico por otras personas, la pareja decide conscientemente por ambas partes tener compañeros sexuales pero no sentimentales.
“Este tipo de personas por lo general son inseguras de sí mismas, lo que las lleva a tener miedo al compromiso y mucho tiene que ver el ambiente familiar en el que aprendieron a relacionarse”, comentó Mar Argumedo.
INFLUIDOS POR MALAS EXPERIENCIAS O ALTAS EXPECTATIVAS
Son múltiples los factores o razones por las cuales una persona puede haberse involucrada en este tipo de relaciones, la psicóloga Argumedo explicó que la tendencia puede darse en malas experiencias con el compromiso ya sea por sus padres o de relaciones anteriores que no se dieron de manera exitosa.
El Inegi dio a conocer que durante 2018 se registraron 156 mil 556 divorcios y 501 mil 298 matrimonios, es decir, que por cada 100 matrimonios ocurrieron 31.2 divorcios, lo que puede estar abriendo las puertas a este tipo de relaciones más flexibles.
Jóvenes que hayan crecido en familias que atravesaron un proceso de separación podrían presentar problemas al establecer relaciones con una pareja o que estas no duren mucho tiempo por el miedo al compromiso que supone.
NO NUEVO, DESCONOCIDOS
Las relaciones afectivas entre más de dos personas tampoco no es algo que se haya descubierto recientemente, el término surgió en la época de los 90, cuando el flujo de información permitió que fueran conocidas y se les diera un nombre.
Poco a poco este tipo de relaciones ya pueden ser un tema de conversación quitándose de la categoría de tabúes. Pero las dudas surgen, ¿Es esta la nueva forma de amar o simplemente se le está dando un nombre al libertinaje?