Fue a partir del centenario de la Independencia de México que tuvo su primer monumento. La vieja zona donde descansaban sus cargamentos los arrieros que llegan a Tampico, ahora tenía jardines y se estaba transformando. Desde entonces, hace poco más de 120 años, era ya un sitio popular y de gran aforo de personas.
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Tan popular que estuvo entre los primeros lugares en que se dio a conocer el cine en el puerto, donde se instaló la primera feria de Tampico, nacieron los rodantes y se instalaron tianguis de todo tipo, pues antes hubo un mercado pequeño que terminó incendiándose. Y aunque a finales de 1890 se le nombró Pedro J. Méndez, todavía bien entrado el siglo XX se le conocía como el Parque de los Arrieros.
Rodeado de edificios emblemáticos, que sirvieron de oficinas durante el auge petrolero, el parque Méndez, como fue rebautizado por la ciudad, ocupó una manzana completa al poniente del centro y fue convirtiéndose de un área de comercio a una zona de recreo y finalmente en un tradicional espacio deportivo.
Al ir creciendo las actividades deportivas en este espacio, se fueron acondicionando canchas de voleibol y baloncesto, lo que disparó aún más estas disciplinas en la ciudad, al ser escenario de los grandes encuentros que generaron un semillero de jugadores que dieron renombre a la región, consolidándose como un punto para la práctica del deporte.
Sin embargo, esta zona deportiva estuvo a punto de desaparecer como tal, pues a principios de la década de 1970 se proyectó que el área fuera destinada para la instalación de tianguis.
Pero gracias a la visión de Gustavo A. Pontvianne, un gran atleta tampiqueño que en ese entonces era promotor deportivo de la zona sur, se gestionó para que no lo convirtieran en zona de comercio.
“Mi padre tuvo que acudir a diversas instancias de la Ciudad de México para evitar que se desapareciera el parque Méndez y gracias a ello los directivos del deporte nacional no solo no lo quitaron, sino que se realizó una remodelación integral de toda el área y fue entregado en enero de 1875. Incluso la barda perimetral que construyó y el diseño de algunos espacios aún se conserva de aquella rehabilitación”, comenta Gustavo Pontavianne, hijo del promotor deportista tampiqueño.
Esta icónica instalación cuenta en la actualidad con una cancha techada de usos múltiples que se utiliza para encuentros de basquetbol, voleibol y rutinas de cachibol, además de otras tres canchas a cielo abierto, una cancha de futbol y espacios abiertos para ejercitarse y aunque de momento se encuentran vacíos, se espera que pronto se levante la emergencia sanitaria y otra vez cobre vida el parque Méndez.
Por décadas, el parque Méndez ha sido donde jugamos, nos entrenamos para mejorar, competimos y también disfrutamos y nos divertimos mientras ocupamos nuestro tiempo libre, convirtiéndose en una tradición para el encuentro de lo deportivo, lo cultural y el esparcimiento.
Las hazañas deportivas locales y los recuerdos de los primeros triunfos de muchos jugadores están en esas canchas. Por eso aún en el silencio de hoy, con solo decir su nombre se vuelven a escuchar la algarabía y la euforia de esos grandes momentos en el deporte de Tampico.
CUADROS DE TEXTO
- Pedro José Méndez fue un general tamaulipeco que defendió el puerto de Tampico durante la invasión francesa y luchó a lado de Benito Juárez.
- Los españoles que intentaron reconquistar México en 1829 se parapetaron en este punto.
- En 1932 la Comunidad China de Tampico donó un reloj que fue instalado en el parque Méndez, cuando ya era un jardín de recreo.