Después de la última fiesta y antes del primer evento del año, existía en Tampico siempre una nueva oportunidad de seguir bailando y escuchar la música del momento. Las máquinas de sonido eran entonces una oleada que hacía vibrar desde las calles de los barrios hasta las discotecas más lujosas y tenían un punto culminante: “la Noche de los Abrazos”.
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Todas las discos encendían sus pistas con grandes eventos para celebrar el fin y el comienzo del año, El Salón de los Espejos, Tampico Club (después fue Ramsses), X2, Garfield y Byblos. Además, salones que se adaptaban para tocadas sonideras como El Escandón, El Libanés, El CTM, Centro de Convenciones de Madero y muchos más ofrecían noches de diversión al ritmo de los ídolos de la década de 1980 y anteriores.
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La fiebre de los equipos de sonido duró más de 25 años y su punto más fuerte estuvo a finales de 1970 hasta inicios de 1990, recuerda Javier Castillo, de JC Music, “un fenómeno que sigue haciendo vibrar a quienes lo recuerdan, porque la música es algo especial que crea un ambiente único y si es bien conducida logra efectos muy positivos, tanto así que en las tocadas ‘retro’ la gente sigue disfrutando como entonces”.
“Los sonidos llegaron a Tampico con una fuerza enorme, empezó a crecer a la par que los lugares donde se permitía que se realizaran los eventos, casi todos masivos y con un ambiente que solo el que estuvo en esas grandes tocadas puede describirlo, pues se juntaba el gusto por la música de ese momento, el baile y la alegría de ser joven”, comenta.
Las fiestas de fin de año eran sensacionales, afirma Ramón Amor Galzarza de Cherokee Music Love Me, “se armaban paredes de 20 bocinas por cada lado del DJ y con juegos de iluminación que utilizaban decenas de focos, en estos días la máquina de sonido de nosotros era contrada en el penal de Andonegui, porque incluso quienes estaban privados de su libertad tenían su “noche de los abrazos”.
Cada fecha conmemorativa era una fiesta, recuerda el líder del “Guerrero electrónico” como se le conocía a Cherokee, “desde el Día de los Abrazos, el 1 de enero o el 31 de diciembre, pasando por San Valentín, el Día del Estudiante, el 16 de septiembre y uno muy bueno también el 20 de noviembre, sobre todos en las escuelas secundarias”.
“En cada evento se llevaban entre 200 y 300, de ahí tenías que ver, de acuerdo con el público como los ibas poniendo, según como respondía la gente; empezabas con lo que llamábamos la música de relleno y cuando ves que se abre pista, es cuando el DJ empieza a administrar los éxitos del momento”, recuerda Gilberto Arellano de Nebraska Sound System.
Añade que “en la colonia Melchor Ocampo de Tampico empezaron a organizar las fiestas del 24 y el 31 de diciembre locales, empezaban a las 10 de la noche y terminaban a las 8 o 10 de la mañana, se comenzó a hacer famosa y se juntaba gente de muchas colonias, convirtiéndose en una tocada tradicional de los años de 1980, después de los abrazos caían siempre muchos”.
En estos eventos de Fin de Año, que eran los grandes bailes, a veces había un atractivo más para la gente, señala Ariel Martínez de Magic Circus, “eran los duelos de sonidos, los ganones eran quienes iban a disfrutar de estos ‘mano a mano’, porque por hacerlo mejor que el otro, cada sonidero llevaba más bocinas y las guerras de música prendía mucho a la gente, fiestas sin igual que se recuerdan durante muchos años”.
Cuando los sonidos empezaron, añade, “todo era nuevo, nosotros tuvimos que construir incluso varias de las bocinas de alto decibel que utilizábamos, las luces las hacía yo para mi sonido y para otros en un taller que tenía especial para ello. Además, comprar refacciones para los equipos era también toda una odisea”.
Los últimos 10 segundos de los años de la década de 1977 a 1987 fueron para muchas personas que disfrutaron de estas espectaculares tocadas de las “noches de los abrazos”, los más emocionantes. Una época en que la música era una adicción y las máquinas de sonido, fueron las olas del viento que llenaron de alegría y entrelazaron cientos de corazones.