Hace treinta años México vivió desabasto de gasolina y otros combustibles (actualmente es por fallas en la distribución terrestre de carburantes para combatir el huachicoleo), en aquella ocasión fue por la paralización de las nueve refinerías a raíz de la detención de los entonces líderes petroleros Joaquín Hernández Galicia “La Quina” y Salvador Barragán Camacho “El Campeón de la Lealtad”.
Cerca de las 10 de la mañana de ese 10 de enero de 1989, las instalaciones de la refinería Francisco I. Madero comenzaron a vaciarse de trabajadores como una reacción a los hechos ocurridos unas horas antes en la calle San Luis Potosí No. 102 de la colonia Unidad Nacional, tanto empleados de planta como eventuales se dirigían a la sede de la Sección 1 del STPRM en la zona centro de esa localidad.
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Ahí, hacia las 11 de la mañana ya habían centenares de personas entre trabajadores y población en general, su número incrementó a miles de ciudadanos que estaban desconcertados, decenas de ellos sacaban de las instalaciones del Sindicato Petrolero cajas con documentos así como algunos equipos ante el temor de una intervención por parte de autoridades federales.
A las 12:00 horas se declaró una Asamblea Permanente frente al Sindicato Petrolero donde se montó un templete desfilando decenas de oradores que condenaron las acciones del Gobierno Federal y lanzaron consignas contra el presidente de la República Carlos Salinas de Gortari.
Inclusive la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, FSTSE, encabezada por el doctor Luis García Cayetano, lanzó desplegados condenando los hechos, acción que también fue respaldada por otras organizaciones sindicales.
El turno vespertino de Mantenimiento y Operación de 15:00 a 23:00 horas y de 16:00 a 00:00 horas no se presentó a laborar por instrucciones de la organización sindical, lo mismo ocurrió durante la madrugada y durante el día 11 de enero, la producción de la Refinería Madero se paralizó por completo y con ello la distribución de gasolina en Tampico, Madero, Altamira, González, Aldama, El Mante, así como decenas de localidades del norte de Veracruz así como oriente de San Luis Potosí.
El día 12 de enero todos los trabajadores petroleros en las nueve refinerías del país retornaron a laborar y con ello a reanudar la producción y distribución de hidrocarburos poniendo fin a días de zozobra.
De acuerdo con datos de la época dados a conocer por la propia paraestatal, el fisco dejó de percibir por la paralización de la producción petrolera un estimado de 28 mil 606 millones de pesos que se sumaban a los 271 mil 403 millones que por Ley debía aportar Pemex a la Federación en aquel entonces.
Asimismo y al suspenderse también las exportaciones de hidrocarburos debido a la paralización laboral por el arresto de los dirigentes sindicales, se reportó una pérdida diaria de 12 millones 500 mil dólares en ese entonces.
En la tarde de ese 10 de enero y días subsecuentes, las instalaciones de Pemex, tanto Refinería como Terminal Marítima, estaban resguardadas por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, pese a ello, el ingreso de los trabajadores estaba permitido. No hubo ni un solo desmán en estos lugares.
Hoy, nuevamente las instalaciones de la Refinería Madero están bajo custodia de elementos de las fuerzas armadas pero por otras razones muy diferentes.