El mar llama, sus tonalidades azules, su diversidad de especies y su ecosistema representan un universo que hasta algunas instancias es inexplorado.
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La pesca es una actividad recurrente y de amplia tradición en la zona, generaciones de pescadores han navegado incontables veces por este rinconcito de Tamaulipas.
Pero hoy la cámara de Usual estaba sedienta de adrenalina y surcando las aguas nos encontramos con un joven marinero que nos hizo adentrarnos, de forma literal, a lo más profundo del tema.
Javier Gil nos llevó a explorar el lado más extremo de este deporte, la pesca con arpón es una de las experiencias más desafiantes y asombrosas que se practican aquí mismo, en el litoral tamaulipeco.
Desde los 10 años ha encontrado en el mar su “patio de juegos”. Iniciando primero con el buceo, el joven marinero ha ido navegando y descubriendo su pasión que lo ha sumergido a profundidades mayores a los 30 metros.
Lo describe como un deporte de mucho respeto a la naturaleza en el que el pescador está en contacto directo con las especies y puede cuidar que su presa no sea una de las que se encuentran en peligro de extinción.
“Desde un día antes de salir empieza la emoción cuando me pongo a preparar mi equipo, comida y agua, luego el día, salir al mar y encontrarte con delfines es indescriptible”, narra el joven.
“No es como una red, aquí a lo que le tiras es lo que te vas a comer y listo”, dice Javier quien explica que la adrenalina y las maravillas que ha encontrado son las que siguen provocando en él las ganas de sumergirse.
“La adrenalina de no saber con lo que te vas a encontrar, si un pescado te va a dar mucha pelea, todo eso es lo que me hace volver todos los días”, explica.
No podíamos quedarnos observando este espectáculo desde el bote mientras Javier realizaba esta hazaña, tomando una gran bocanada nos adentramos con él para conocer de cerca las maravillas que tiene el océano.
Por medio de localización GPS y acompañados de un capitán, Javier nos llevó a dar un paseo a través del Pánuco y recorrer toda la costa de playa Miramar, donde logró sumergirse y hasta donde quisimos acompañarlo.
La adrenalina que recorre el cuerpo se puede empezar a sentir desde el momento en el cruzamos el imponente puente Tampico; cruzar las aguas a gran velocidad y el viento en el rostro sirven como plato de entrada para después disponernos a explorar las profundidades.
Luego de varios minutos y con el corazón a punto de estallar, Javier explica que, si bien es su pasión, la dama fortuna también juega un papel importante en este deporte.
“Es muy gratificante, es mi pasión; qué te digo, es algo que me gusta bastante, aunque ya me he metido muchas veces” detalla.
Con 5 años practicando este deporte ha tenido la oportunidad de encontrarse desde tiburones y delfines hasta langostas y ballenas, todo en diferentes partes de la república e inclusive yendo más allá, llegando a latitudes como Cuba, Miami y muchos más.
Javier pertenece a este grupo Usual de personas dedicadas a la pesca, quienes enamorados como si del canto de una sirena se tratase vuelven ansiosos a sus brazos en busca de más adrenalina.