“Cien cuartos, cien teléfonos y cien baños con agua caliente, día y noche”, así se anunciaba en los años treinta uno de los centros de hospedaje con mayor historia y leyendas de Tampico, construido sobre el barranco donde inició la ciudad y con una vista inmejorable hacia el río: El Gran Hotel Rivera.
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La calle “Ribera” era entonces el epicentro de la ciudad, los barrancos, que alguna vez fueron el límite de la ciudad, se habían seccionado en varios comercios y para ese entonces (1920) Tampico recibía ya una gran cantidad de personas que atraídas por la fiebre del petróleo llegaban, sobre todo hombres de negocios.
Una gran parte de estos cerros de la ciudad fue adquirida por José María Maraboto, presidente de Tampico en 1899, 1909 y 1910, quien al morir heredó estos terrenos a su hija Carolina Maraboto de Fernández, esposa del comerciante de origen español, don Cesáreo Fernández González, quien había fundado un comercio llamado “Las Novedades”.
“Con la ayuda de sus contactos, Fernández González proyectó que se podría construir un hotel de grandes dimensiones y que compitiera con el fabuloso Imperial, considerado como la construcción más formidable del puerto a principios del siglo XX, donde magnates de todo el mundo se hospedaban en su llegada a la ciudad”, comenta Miguel Hernández de Historias del Puerto.
“Utilizando el terreno barrancoso, los ingenieros Gabriel Rivera Quiroga y Diódoro Moyas, que habían desarrollado diversa infraestructura en la ciudad, hicieron una singular construcción de 100 metros de largo por 23 de ancho, es decir, todo el último bloque de la calle, donde en un área de seis mil 900 metros cuadrado elevaron dos niveles y edificaron uno más hacia abajo”, añade.
Por separado, Héctor Fernández, investigador histórico de la ciudad, comenta que la construcción del Hotel Rivera empezó en 1921, para después de dos años, en 1923, ser concluido y mantenerse operando hasta finales de los ochenta, albergando a grandes personalidades de muchos ámbitos.
“Ahí llegaban políticos muy importantes, gente de los negocios, de la radio, el cine e incluso del espectáculo de lucha libre como ‘El Santo’ y ‘Blue Demon’, sobre todo en las décadas de los años de 1940 y 1950 cuando se tenían aún caravanas de artistas hacia esta zona, incluso fue set de la película Muelle Rojo, filmada en el año de 1986 en Tampico”, expresa.
Por otro lado, existe también la leyenda urbana que cuando Fidel Castro viajó a Ciudad Madero para arreglar el motor del barco con el incursionarían para hacer la Revolución en Cuba, llegó precisamente al Hotel Rivera a hospedarse junto con el guerrillero que marcó la época, Ernesto “El Che” Guevara.
Así como también que llegó a hospedarse de incógnito el escritor B. Traven, cuando escribió El Tesoro de la Sierra Madre entre 1826 y 1927.
El imponente Hotel Rivera es una construcción que sirvió de referencia para otras obras monumentales en la ciudad, como el antiguo Hospital Civil de Tampico; fue también una referencia entre quienes llegaban al puerto en busca de aventura, entre sus cuartos se forjaron muchos sueños y se escondieron también muchas penas.
Hoy perdura como una vieja escenografía de lo que fue Tampico, se extiende colgado de su barranco bajo un nuevo cielo y un nuevo viaje.