Hace casi ya 100 años que Joaquín Flores Treviño, entonces presidente de Altamira, acompañado de ciudadanos de esa villa salió en las primeras horas de aquel 12 de abril de 1923 para atravesar el estrecho y espeso camino viejo y llegar a Tampico. Era la primera representación de la travesía que los pobladores altamirenses efectuaron en 1823 para refundar la nueva ciudad a las orillas del Pánuco.
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Durante dicho acto Juan Cervantes Díaz portó un estandarte donde se leía "Altamira saluda fraternalmente a Tampico en su primer centenario", comenta el investigador y excronista Adrián Olvera Tavera. "Fue un nutrido grupo de altamirenses, unos montados en sus briosos caballos y otros en carretas recorrieron los poco más de 24 kilómetros hacia lo que se llamaba Santa Anna de Tampico".
Sería hasta 1944 cuando se realizó por segunda vez la representación de altamirenses a Tampico, añade Olvera Tavera, siendo alcalde de la villa don Jacinto Cedillo Cobos, quien encabeza una vistosa caravana haciendo una previa parada cívica frente a la Escuela Prevocacional Uno, donde ya se tomaba como punto para el monumento a los repobladores. En esa ocasión portó el segundo estandarte don Andrés R. Martínez, presidente municipal suplente de Altamira.
Y a partir de la segunda mitad del siglo pasado, las carretas que llevaron hace 198 años a los que serían los pobladores del Tampico definitivo cruzaron la avenida Hidalgo hasta el centro de la ciudad, alzando la inconfundible insignia muestra de la fraternidad, pero también del arte y creatividad que cada año pasaba por la calle Altamira, nombrada así desde los inicios del puerto en honor a la ciudad que le dio origen.
"En la celebración, que se fue haciendo una tradición cada 12 de abril y que en algunas ocasiones incluyó la caracterización de don Juan de Villatoro, presidente de Altamira que realizó esa gran hazaña en 1823; se diseña siempre un estandarte que simboliza la fraternidad entre estos los dos pueblos que se unieron desde hace casi 200 años”, comenta.
Olvera Tavera agrega que "el estandarte conmemorativo se ha efectuado por diversas personas, pero desde hace varios años en Altamira se ha encomendado esta tarea a José Luis Olvera Tavera, quién con su habilidad y creatividad ha realizado la mayoría de ellos pintados a mano con algún motivo que identifique al municipio”.
En algunas ocasiones el diseño de este tradicional pendón requiere de un bordado a mano, expresa José Luis Olvera, “labor que realiza mi señora madre doña Enedina Tavera Mariño o si es necesario pintó a mano algunos motivos para resaltar un símbolo o una greca, lo que hace que el estandarte tenga siempre un toque artesanal y auténtico”.
Para el año 2020 se diseñó el estandarte con semanas de anticipación, sin saber que el Covid-19 detendría esta celebración que se había realizado ya por décadas. Sin embargo, como marca la costumbre, este 2021 también tuvo su pendón especial, “porque el estandarte forma parte de esta importante de la tradición que tienen las dos ciudades”, agrega José Luis.
La caravana se ha detenido en el tiempo, aunque sigue recorriendo ese intrincado camino hacia la posteridad, expresa el Olvera Tavera, “mientras tanto sus símbolos de hermandad y fraternidad esperan para volver a recorrer las calles del puerto bajo las inconfundibles notas musicales del Tampico Hermoso”.