Uno se enamora por cualquiera de sus sentidos; la vista, el tacto y en la esquina de la calle Aduana y Salvador Díaz Mirón de la zona centro de Tampico el flechazo llega por el olfato, con el robusto y exquisito olor a café.
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En esa intersección se localiza el Café Capuchino, culpable de aromatizar ese espacio dándole una peculiaridad especial al sitio cercano al icónico letrero cervecero que, por años, ha iluminado esa zona del primer cuadro citadino.
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Ahí se encuentra Don Apolinario Hernández, quien por décadas ha deleitado a quienes pasean por esta parte del puerto. Su experiencia lo ha convertido en el barista del pueblo, reconocido por muchos que han degustado su trabajo.
El conocimiento que hoy atesora le ha llegado de manera empírica, con el paso de las estaciones, puliendo su capacidad de reconocer con la mirada los granos de café hasta perfeccionar el método de preparación de esta exquisita bebida.
Don Apolinario siempre está dispuesto a compartir sus conocimientos a su clientela, fieles desde los inicios del local allá por de los años 60’s, cuando las filas se prolongaban varios metros en espera de un buen vaso de café.
Por su barra han pasado generaciones completas, desde quienes hoy son bisabuelos, abuelos, padres, hijos y nietos hasta personalidades internacionales llegadas de latitudes tan lejanas como Brasil o Singapur.
Esta esquina porteña es una verdadera experiencia provocada por el aroma y sabor del café, compañía perfecta para andar por las calles y sentarse a disfrutar de una tarde en la plaza de la Libertad o en casa junto a la familia.
Este café es un encanto USUAL que este puerto nos brinda, un tradicional cortejo al olfato que sin duda llena de nostalgia al corazón.