Mientras que en lado izquierdo de la avenida Hidalgo se asentaron los hombres de los grandes capitales del petróleo de Tampico, en el lado derecho, tomando como referencia el centro de la ciudad, se fueron creando sus barrios los trabajadores. Es así que durante la expansión que tuvo la ciudad, con la llegada de decenas de miles de obreros, nuevos asentamientos nacieron en lo que fueron los límites del puerto.
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La antigua área rural “El Recreo”, conocida así por ser parte, a principios del siglo pasado, como una zona de esparcimiento para las familias, fue poblándose hasta ser un barrio más de la ciudad y donde una pequeña comunidad china se empezó a establecer a la par de trabajadores de los distintos comercios de la ciudad.
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En diciembre de 1918, en el periódico El Popular se anunciaba la venta de solares y fincas construidos por la empresa Compañía de Préstamos y Construcciones de Tampico, para la zona donde se ubicó la Escuela del Monte, ya para diciembre de 1921, la incipiente colonia apenas tenía 120 casas de las cuales 95 eran de madera y 25 de material.
En 1925, El Recreo se inundó por las bajadas de agua que se tenían desde lo que hoy es la colonia Guadalupe, por lo que se organizaron funciones de boxeo para construir el canal que aún hoy en día separa la Lauro Aguirre de dicho sector.
Para mediados de los años 30 El Recreo fue nombrada colonia Lauro Aguirre, como un homenaje al gran docente tamaulipeco que cambió la metodología de la educación en el país. Entonces esta colonia empezó a ser un barrio para rendir un reconocimiento a varios profesores de Tampico, cambiando algunos nombres originales de sus calles por la de maestros.
“Después de esta colonia, en las inmediaciones de Ejército Mexicano, seguía la ciudad solo unas cuantas cuadras más, hasta donde ahora se encuentra la Beneficencia Española, después continuaba la carretera Tampico- Aviación para llegar al aeropuerto y para la zona de Madero no existían nada más que potreros y algunos predios que más adelante serían campos de fútbol”.
Recuerda el doctor en Ciencias Políticas y pedagogo Bernardo Guillermo Bravo Rodríguez, quien nació precisamente en la colonia Lauro Aguirre y menciona que como en todas las colonias la primera escuela que tuvo la colonia fue en una casa particular y después se construyó, por el año de 1954, la primaria Nicolás Bravo, que de mañana era para niñas y por la tarde para varones.
En el barrio de El Recreo se instalaron grandes tiendas de chinos como La Mascota, La Nueva China y La Balanza de Oro, que ofrecían todo tipo de mercancías, desde carne, pasando por abarrotes, artículos de papelería y mercería, hasta tortillería e incluso cervezas, “y si ahí no encontrabas algo tendrías que tomar un carro de la ruta Águila, que cobraba 60 centavos o autobús Circunvalación, donde la tarifa era de 40 centavos para ir hasta el centro”.
Fue a partir de los años de 1960 cuando la colonia empieza a tener nombres de ilustres profesores, como Antonio Requena Tovar, Juan Camacho, Luciano Guerrero y Eliseo Zamudio, por solicitud de algunos vecinos, es así como el barrio empieza a conformarse como un espacio para homenajear a quienes entregaron su vida a la educación de generaciones de Tampiqueños.
Ahora, parte de sus habitantes están solicitando que, así como existen nombres de maestros, también se llamen a calles con las profesoras ilustres de Tampico, además que la plaza que se ubica al centro de la colonia sea nombrada Hilario Castillo Martínez al ser también este profesor un precursor y por sus aportaciones de la enseñanza en la zona.
Todavía puede verse entre las calles de esta antigua colonia el nombre de “El Recreo” en una panadería y de una tienda de abarrotes, como una voz del pasado que junto a la nomenclatura de profesores nos recuerdan que la ciudad es un esfuerzo de todos y que es justo dar reconocer, como la hace la Lauro Aguirre, a quienes lograron inspirar a muchos tampiqueños a mejorar este bello puerto.