Las personas que nacen con alguna discapacidad llegan a este mundo con todo en contra, un universo que apenas se adapta a ellos y para las personas que, por algún revés de la vida, se convierten en parte de este grupo es aún más difícil.
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Sin embargo, para Marco y Alan esta condición es una oportunidad de redención a la que buscan a otros encaminar.
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Con la convicción de salir adelante y su gran corazón buscan ayudar a la comunidad en condiciones especiales de la zona a llevar el pan a la mesa. Ellos ofrecen cursos de oficios para que puedan autoemplearse, guiando a sus semejantes en el oficio de las barberías luego de que, en el caso de Marco, un lamentable accidente lo obligará a usar silla de ruedas.
Como hombre trabajador y con una familia a la cual brindar sustento, no podía quedarse a esperar a que la vida le sonriera, por lo que creó la Barber Island Tattoo.
“Después de mi accidente dije: si la hice caminando, por qué no hacerla en silla de ruedas”, refirió Marco Rodríguez.
El local se localiza en la colonia Morelos de Tampico, sitio donde las personas con discapacidad buscan inspiración y herramientas para sobrevivir al mundo.
Trabaja de la mano con Alan González, fundador de Rolling Fire Tampico, una organización sin fines de lucro que busca brindar oportunidades y espacios para personas con discapacidad.
“Lo hacemos porque nos dijeron que no íbamos a poder”, indicó Alan, quien aseguró que “no lo voy a hacer igual que tú, lo voy a hacer porque es lo que importa”.
Buscan erradicar las percepciones de lástima o consuelo en los rostros de quienes los rodean, luchan codo a codo para “no dar lastima”, quieren demostrar que son tan capaces como cualquiera y cuentan con el espíritu para lograrlo.