En Tamaulipas hay tradiciones tan peculiares como extraordinarias, las que a los ojos de los visitantes son verdaderamente sorprendentes, tal es el caso de la competencia del palo ensebado que se desarrolla en Ciudad Madero como parte de los festejos de los ferrocarrileros en estas fiestas decembrinas.
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Por tradición se hace cada 24 y 31 de diciembre, lo que los pone, literalmente, en la cima de estas actividades suigéneris.
La competencia del palo ensebado tiende a ser uno de los concursos extraordinariamente cotidianos que tenemos en el sur de la entidad, la mecánica es simple: dos equipos tratarán de trepar el palo lleno de grasa para alcanzar alguno de los premios que suelen ser dinero, comida o bebidas para celebrar la Nochebuena con la familia.
Se escucha sencillo, pero realmente es una verdadera hazaña que requiere de la colaboración de todos los integrantes de cada escuadra.
Al respecto Ramón Ontiveros, impulsor de esta actividad, detalló los inicios de esta tradición en la colonia Tinaco, sitio que vio nacer al municipio petrolero.
“Esto se hacía desde que yo estaba niño y mi padre participaba, familias se reunían y era convivir y recordar entre todos que hemos pertenecido a esta colonia por años”, comentó el entrevistado.
Familias de Ciudad Madero se han reunido durante generaciones para convivir y liberarse del estrés con las risas que genera el ver a los grupos de personas intentando escalar y fallar en el intento por las grandes cantidades de grasa que lleva la estructura.
“Esta colonia siempre se ha distinguido por su unidad y en estas fechas, desde el 12 de diciembre con una misa, reunimos todos los colonos”, refirió Ontiveros, integrante de conocida familia ferrocarrilera.
Y es que el ambiente que describió el entrevistado es de pura y sincera fraternidad que llega a reunir personas de otras latitudes, “vienen de otras colonias a participar, ya sea en el convivio que tenemos para los pequeñines con payasos y se hace una comida para que todos puedan convivir o al concurso”.
Los premios son de aportación voluntaria de la comunidad que reside en la colonia e incluso del extranjero, de aquellos que se fueron a cumplir el sueño americano quienes extrañan su terruño y sus tradiciones.
“Tenemos compañeros que trabajan en Estados Unidos y en diciembre vienen a ver a su familia aquí y mandan dinero para ir haciendo la bolsa de premios más grande”, refirió.
Todo culmina en un resonar de risas y felicidad en la que los ferrocarrileros despiden el año agradeciendo volverse a reunir y pasar a limpiarse la gran cantidad de grasa de sus ropas para lucir elegantes para la cena de Nochebuena.
Este año la pandemia ocasionó que este festejo quedará suspendido “desde el 12 de diciembre que hacíamos la misa, ahora pues nos quedará cuidarnos y esperar al próximo año para que sí podamos llevarlo a cabo”.
El Covid-19 impactó en esta tradición, pero los recuerdos y risas de este particular concurso resuenan en las memorias de todos sus participantes quienes buscan mantenerla vivo haciendo eco en las próximas generaciones de este amigable barrio de la Tinaco.