“Nos levantábamos a las 5 de la mañana para ir a tomar café al Selecto, de ahí caminando a la estación en la calle Tamaulipas, entre Benito Juárez y Aduana, mi papá revisaba su carro y le chiflaba al boletero para que se subiera, el tranvía iniciaba su recorrido por Juárez hasta lo que es hoy Héroes del Cañonero (antes Ribera)”, recuerda Ismael Rocha García, testigo de primera mano de la época de los tranvías en Tampico.
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Su padre Ismael y su abuelo Severiano Rocha pertenecieron a los cooperativistas que operaron este transporte eléctrico a partir de los años de 1940, generando en varias generaciones inolvidables recuerdos y momentos entrañables.
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“El traqueteo iba por esa misma calle (Ribera) hasta Gral. San Martín, cruzaba el canal de la Cortadura y seguía por su derecho de vía, que después se convirtió en Emilio Portes Gil, hasta Madero y tenía una vuelta en donde está hoy la Cruz Roja; seguía por Álvaro Obregón hasta refinería y después a la playa, en aquel tiempo todo por 25 centavos, luego 50 centavos y llegando en la última época a 1.50 pesos”, añade.
Fue en plena revolución mexicana, en 1914, que un barco procedente de Massachusetts llega a Tampico. Su carga sorprende a los alijadores en el puerto, que sin saberlo están siendo testigos del inicio de una época que se guardaría en la memoria de los tampiqueños y de quienes visitarían la ciudad en las décadas venideras.
Los carros de tranvías eléctricos, que descargan del buque, pertenecen a la nueva concesionaria del transporte público de la ciudad, la Compañía Eléctrica de Luz, Fuerza y Tracción (Tampico Electric Light, Power and Traction Limited), registrada en Londres.
El modelo de Tampico tenía 12 metros de largo y 15 ventanas laterales. Este tipo de tranvía es el que por primera vez llevó la ilusión de realizar un viaje hasta la playa, iniciando los trayectos un 30 de septiembre de 1914. Y las causas y azares harán que, 60 años después, sea también un tranvía de la ruta Tampico–Miramar, el que cierre la dorada época.
Para la mitad de década de los años de 1920 el empuje de los carros a gasolina y diésel desplaza a los eléctricos, perdiendo estos últimos hasta 20 mil pasajeros, lo que origina la venta de los tranvías y la generación de luz a la empresa estadounidense Electric Bond & Share Co. ("Ebasco"), que vendió, a su vez, la división de tranvías a los empleados, cerrando varias rutas.
Fue entonces en 1937, ya con 17 automóviles de pasajeros, 8 remolques de pasajeros,13 remolques de carga y 19 km de vías en Tampico, que toma la operación de los tranvías la Sociedad Cooperativa de Transportes Eléctricos de Tampico, SCL y más adelante Sociedad Cooperativa de Transportes Eléctricos de Pasaje y Carga Tampico Miramar SCL.
“Entre 1957 y 1972 Transportes Eléctricos de Tampico compró 40 vagones PCC de segunda mano a compañías de tranvías de Estados Unidos y Canadá: 10 tranvías de Kansas City en 1957, 20 de St. Louis en 1961 y 10 de Toronto en 1971 y 1972, pues la ruta a la playa mantenía un apogeo aún”, indica el entrevistado.
Los cooperativistas empezaron a hacerse mayores, afirma el ingeniero Ismael Rocha, “por eso entraron operarios, mecánicos, boleteros y personal administrativo más joven que integraron un sindicato. Luego -en 1974- emplazaron a huelga a la cooperativa para exigir más salarios y al no obtenerlos se les tuvieron que entregar los activos de Transportes Eléctricos de Tampico: carros, instalaciones, vías, cables y demás infraestructura”.
“Poco después de la 1 de la tarde, un viernes 13 de diciembre de 1974, el carro del servicio de tranvías número 1797 salió al recorrido habitual por Juárez con rumbo a la playa, poco más de las 2 regresó a la estación de la calle Tamaulipas. Su entrada marcó el inicio de la huelga que acabó con aquella gloriosa época para Tampico, pues ningún tranvía volvería a circular por el puerto desde entonces”, expresa.
“Existen intenciones de operar nuevamente, ahora de forma turística, una línea de tranvías, pues aún le quedan 30 años a la concesión de la cooperativa y existen en la Ciudad México unidades en muy buenas condiciones, solamente falta buscar a quien guarda toda la documentación para iniciar un proyecto que podría impulsar todo lo que los gobiernos del sur de Tamaulipas están haciendo”, agrega.
Muchos años después, aún pensamos que las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así. Y al ver esas postales de aquel Tampico, con sus carros amarillos sobre los rieles, muchos aún recordamos la remota mañana en que se nos llevó por primera vez a viajar en tranvía.