Paletas, chicles, chicharrones, cacahuates y cubrebocas es lo que ofrece un comerciante del centro de Tampico, quien por pandemia del coronavirus se vio obligado a diversificar su giro.
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“Tenemos cubrebocas para la emergencia, los que mejor se han vendido son los baratos, los de 10 pesos, con los que batallo son con los de 50 pesos, esos no salen”, dijo José Hernández, quien vende dulces en un carrito de madera ubicado en la esquina de la calle Emilio Carranza y 20 de Noviembre en el centro de Tampico.
Explicó que la idea de vender cubrebocas surgió de que los negocios u oficinas de gobierno no permitían el acceso si las personas no lo portaban, así que la gente se dio a la tarea de comprarlos por emergencia.
“Poco a poco van saliendo, pero como que la venta ya va a la baja, en un mes estoy vendiendo unos 10 de los baratos”, detalló el comerciante norveracruzano de 53 años que diariamente cruza el río Pánuco para trabajar en Tamaulipas
Relató que la pandemia ha sido muy dura para quienes viven del trabajo en las calles.
“Llevo 34 años como vendedor y uno se ha tenido que acostumbrar a todo, pero esto ha sido muy duro para nosotros, todo cerró, no había clientes, uno como quiera estaba parado en la calle ofreciendo dulces”, relató.
El hombre, quien al inicio de la contingencia sanitaria se vio obligado a comercializar sus dulces en un carrito de supermercado, ya que su equipo de trabajo se había quedado guardado y además había temor de que lo retirarán de la calle, recordó que ante las tormentas han tenido que reinventarse.
“Inicié vendiendo dulces hace como 34 años, vendía en el cine Alameda y Plaza pero pues fueron cerrando y en 1994 me vine a la zona centro. Aquí estamos, ya viejitos, pero todo bien gracias a Dios”, finalizó.