Nació hace 32 años con parálisis cerebral y psicomotora, pero eso no le impide desafiar su incapacidad y el mal tiempo, por lo que todos los días, sin descanso, se instala en uno de los accesos al mercado de pescados y mariscos "La Puntilla" para vender limones, cilantro y salsas envasadas para el cebiche o los caldos.
Con su ingreso diario ayuda al sostén económico de su mamá, Irma, de 64 años, que tiene una pequeña fonda en el mercado "La Puntilla" y saca para el gasto diario de pasaje de 100 pesos por día a fin de instalarse en su pequeño puesto, además de ir a la escuela.
Al nacer hace más de tres décadas su diagnóstico fue terrible, sobre todo para una madre soltera y de estrato muy pobre, jamás podría hablar, ni mucho menos caminar. Pero doña Irma, en ese tiempo trabajadora doméstica, no se dio por vencida y tras décadas de una incansable lucha por su hijo, hoy es un gran ejemplo y su más grande anhelo es estudiar computación.
Adrián no pasa desapercibido para muchos de los miles que acuden al mercado a comprar pescado o mariscos, pues él ofrece los limones, las salsas o el cilantro, percibiendo así para sus gastos propios y llevando un poco de dinero a casa.
Dice que no recibe ninguna beca oficial como discapacitado y lamenta que tampoco tenga cabida en alguna tienda de autoservicio para convertirse en "cerillito", pero eso no lo desanima a seguir avanzando, venciendo su incapacidad y alcanzar su deseo de especializarse en tecnologías de la computación.
Su mamá lo define orgullosa como un hombre inteligente y que ha rebasado, a pesar de la pobreza económica, su discapacidad, transformándolo en ejemplo de que toda adversidad puede vencerse.