Era la mañana del 10 de Enero de 1989 cuando un contingente desoldados irrumpió en la casa de la calle San Luis, en la coloniaUnidad Nacional de Ciudad de Ciudad Madero, para hacer preso alentonces poderoso Joaquín Hernández Galicia.
Ese día fue marcado en la historia local y nacional como “ElQuinazo”, ya que el otrora líder petrolero fue capturado junto aallegados colaboradores por instrucciones del recién entrado en elpoder Carlos Salinas de Gortari.
A casi tres décadas de ese hecho las historias de Don Joaquínsiguen vivas en este municipio de gran arraigo petrolero como la dedon Gustavo Montenegro, hoy de 85 años de edad, que asegura desdeese día las cosas no han vuelto a ser igual.
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"Don Joaquín era un hombre activo, demasiado activo, quetrabajaba y apoyaba a los suyos, no como ahora que al sindicatopoco le importan los trabajadores y más aún quienes ya estamosjubilados", dijo el hombre a El Sol de Tampico.
Sentado frente a la Sección Uno, como lo hace continuamente porlas mañanas, don Tavo recuerda que su padre Bulpeano MontenegroRamos decidió dejar La Masata, Jalisco, para venirse con todo yfamilia al sur de Tamaulipas.
Allá se había acabado la riqueza de las minas de oro y el oronegro de Tampico llamaba poderosamente la atención de quienes enbusca de mejores oportunidades migraban de esas regiones delpaís.
"Mi papá había estado en la Fundación del Sindicato, por loque al llegar acá don Joaquín lo recibió y apoyó", mencionó elhombre cuya vista cansada poco es lo que alcanza a percibir delpaso de los coches.
Tavo, de apenas 12 años, fue empleado para trabajar en elrancho La Pulga, donde enseñó a los empleados a ordeñar chivas,además de colaborar con la crianza de pollos, guajolotes, cerdos ytoda clase de animales.
"Yo sabía hacerlo y le ayudé en el rancho, lo que don Joaquínvio con buenos ojos porque le gustaba la gente trabajadora",mencionó el octogenario.
Producto de ese esfuerzo y dedicación, así como el respaldo dedoña Carmelita Correa, “La Quina” dio empleo y plaza a donBulpeano y su hijo en el taller de Carpintería de la RefineríaMadero, donde ambos transcurrieron sus días laborales.
Hoy a la distancia y a 29 años de “El Quinazo”, este hombrede edad y experiencia asegura que la sensibilidad sindical distamucho de aquella que privaba en la llamada capital tamaulipeca delpetróleo en los mejores años de “La Quina”.
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