Con 70 años de antigüedad, el templo ubicado en la colonia Árbol Grande de Ciudad Madero ha sufrido deterioros y hoy requiere inmediata reparación.
Oleos, frescos, vitrales y trabajos tallados en madera de la iglesia “San Juan Bosco” en la colonia Árbol Grande de Ciudad Madero presentan graves daños, roturas y desprendimientos, producto de la falta de mantenimiento en la infraestructura de esta parroquia.
El templo de estilo barroco, de los pocos existentes en la entidad, registra un marcado deterioro, por lo que los feligreses emprenderán un programa para recaudar recursos que permitan rescatarlo del abandono en que ha estado por años.
La humedad, el polvo y las condiciones por el salitre de esta zona del puerto han provocado estragos en pinturas, vitrales y tallados en madera.
El párroco del santuario católico, Bernardo Horacio Arredondo Segura, aseguró que “con 70 años de antigüedad el templo de San Juan Bosco ha sufrido deterioros, hoy necesita reparación en sus techos, impermeabilización, resanar paredes agrietadas y nuevos recubrimientos para proteger el arte de la iglesia”.
La humedad, el polvo y las condiciones por el salitre de esta zona de la ciudad han provocado estragos en pinturas, vitrales, trabajos tallados en madera estilo barroco con daños aún no cuantificados.
De inicio la administración de la iglesia, ubicada en la calle Miguel Hidalgo del mencionado sector, ha estimado que requieren 200 mil pesos para reparar techos, 10 mil para la pared de acceso y 45 mil para cielos inferiores.
"Ya hay un plan de trabajo, un proyecto que se echará adelante con esas reparaciones, se realizará un bingo próximamente". Bernardo Horacio Arredondo Segura, Presbítero
“Ya hay un plan de trabajo, un proyecto que se echará adelante con esas reparaciones”, dijo el presbítero, quien anunció la realización de un bingo el próximo 28 de abril en el auditorio Américo Villarreal Guerra.
Entre los óleos están los firmados por Moreno, fechados en 1954 en San Luis Potosí, los cuales se encuentran en jirones, siendo su última restauración en el año 2003 con apoyo de las familias Hernández Ramírez, Morales Puente y Zúñiga Robledo.
Destacan los murales de la Nueva Evangelización, cinco óleos en techos, así como sobre tela, bellos trabajos en vitrales y frescos y un púlpito que es el único con que cuenta esta estructura.