Hoy se cumple una semana en que por instrucción de las autoridades estatales y municipales se determinó cerrar playa Miramar, a fin de reducir los riesgos de contagio por la pandemia de coronavirus.
Así la costa de Ciudad Madero se convertía en la primer playa pública cerrada en el país, lo que tomó por sorpresa a muchos, principalmente a los comerciantes ambulantes de la orilla del Golfo de México y los establecidos en terrenos ganados al mar así como en el hoy no transitado bulevar Costero.
En ese entonces el alcalde Adrián Oseguera Kernion aseguró que la determinación se tomaba con apoyo de la Guardia Nacional, Tránsito local y autoridades diversas como una medida de protección ciudadana que se mantiene.
Los estragos ya han comenzado a observarse en hoteles, restaurantes, comedores y sobre todo en quienes viven de sus ventas diarias como los rasperos, troleloteros, los vendedores de botanas y otras variedades de productos que efectúan el ofrecimiento de los mismos caminando o en carretones en la zona de la costa y el rompeolas.
La verdad es que la crisis no se avizora termine rápido, al contrario los expertos vaticinan que en las siguientes semanas sea aún peor. En tanto la costa maderense luce vacía, desolada y en espera del regreso de sus asiduos visitantes