La aparición del petróleo significó una transformación total, pues en la explotación y aprovechamiento de la materia prima se empezaron a utilizar procesos cuya tecnología provenía principalmente del exterior, pero la implantación de una nueva industria también englobaba otros aspectos, como una nueva interacción social y laboral.
Los trabajadores que llegaron de otras latitudes y los que ya se encontraban en la zona, se vieron inmersos en una sociedad donde la empresa y el dinero estructuraron buena parte de su vida, para lo cual tendría que crear nuevas maneras de ver el mundo y de relacionarse con su entorno.
Un entorno laboral distinto
Para el investigador Lief Adleson, la nueva industria reactivó múltiples actividades laborales que eran similares a las que se llevaban a cabo habitualmente en otros negocios. Se tenían que construir casas y edificios, realizar trabajos de plomería e instalaciones eléctricas, pintar paredes, abrir brechas, trasladar equipo y materiales de un lugar a otro.
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En su libro la “Identidad comunitaria y transformación social: estibadores y petroleros en Tampico”, argumenta que en este sentido los trabajadores que llegaron con la industrialización provenían de muy distintos lugares, lo que trajo nuevas ideas y una cultura laboral al puerto, que será semilla para movimientos obreros tan grandes que crearon primero una ciudad y después la industria más poderosa del país.
La interacción que empezaron a tener los obreros en Tampico, señala, ya no es solo una acción espontánea dirigida a resarcir un mal inmediato sino, también, una movilización organizada que perseguía ganar un espacio político, creando los sindicatos, en el ámbito petrolero y las cooperativas en el comercio portuario.
Nacen los sindicatos y una visión nacionalista
Los petroleros no solo encararon formas nuevas de trabajo sino también formas nuevas de organización social. De esta combinación nació una nueva manera de relacionarse entre los trabajadores y de entender los enfrentamientos con la empresa. Que los llevó a solicitar la separación de sus colonias de Tampico.
La lucha fue iniciada por un grupo de obreros que vieron la transformación laboral que se generaba en el puerto y comenzaron a exigir derechos que ya se tenían en otros giros laborales, con presiones hacia la mayor empresa petrolera de la región, que tuvo que ceder ante la intervención del gobierno.
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Después de varias protestas, la Compañía Petrolera El Águila, cedió ante la solicitud del líder ese movimiento: Serapio Venegas Cortez, quien junto a Justiniano Mata y Alberto Flores, firmarán el primer Contrato Colectivo del primer sindicato de Trabajadores petroleros en México, que derivará en luchas obreras que lograron la expropiación en 1938.
Una vez que el presidente Lázaro Cárdenas del Río anunció la expropiación del petróleo, Manuel R. Díaz asumió el cargo de presidente del Consejo de Administración de los Bienes Expropiados a favor de la Nación, quien acompañado de Salomón Gutiérrez, Bardomiano Álvarez, José Guadalupe López, Diego Cabrero, Luis Delgado, Federico Montalvo, Luis Ortega, Arturo Esquivel y Rodolfo Aceves, dieron forma a lo que hoy es Petróleos Mexicanos.