En la actualidad es común escuchar sobre la equidad de género, el feminismo, el lenguaje inclusivo y el #metoo, sin embargo, esta transición no ha sido sencilla en Tamaulipas, entidad que por muchos años ha sido considerada como conservadora y de arraigadas raíces norteñas.
Tamaulipas cerró el 2021 con cuatro feminicidios, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, cifra considerablemente menor a los 12 registrados en el 2020 y a los 16 del 2019, no obstante, los colectivos feministas consideran que estos números no representan una realidad ante el silencio y la falta de atención que padecen algunas mujeres.
“Va más allá de políticas públicas que son solo cambios de forma pero no de fondo; ocupamos generar esa conciencia social que nos lleve a renunciar a todo lo que hemos aprendido respecto a cómo deben ser el hombre y la mujer”, declaró a EL SOL DE TAMPICO, Martha de la Cruz, integrante de la colectiva Mujer Manglar.
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¿CÓMO SE VEÍA A LA MUJER EN TAMAULIPAS?
En el libro Contribución al Análisis de la Violencia Familiar en Tamaulipas, publicado por el Colegio de Tamaulipas, coordinado por Víctor Daniel Jurado Flores, la investigadora Yessenia Flores Méndez, quien estuvo a cargo del Capítulo Violencia contra la mujer, divorcio y relaciones de género en Tamaulipas a finales del siglo XIX y principios del XX, ofreció una mirada histórica.
En el texto, la autora señaló que el estereotipo femenino consistía en que las mujeres no podían enojarse por celos, la mujer engañada se tenía que resignar y sufrir en silencio.
“En el Porfiriato -1874 a 1910- a la mujer se le atribuían aptitudes, sentimientos y características físicas que la hacían apta para la maternidad y las tareas del hogar, pero la inhabilitaban para ejercer actividades reservadas a los varones”, precisó.
LA MUJER “HACENDOSA” DE CIUDAD VICTORIA
De acuerdo con este libro, el periódico “El Progresista” de Ciudad Victoria, el 15 de noviembre de 1908, publicó el artículo “La mujer hacendosa”, donde establece las virtudes que debían “adornar” a la mujer de inicios del siglo XX.
“La mujer para cumplir en la tierra -o para llenar su objeto- bástale ser hacendosa, modesta, humilde y discreta, para que brille como estrella en el cielo del hogar y haga la delicia de cuantos la rodean”, señaló la publicación.
Incluso el artículo incluía las especificaciones de cómo debe ser la mujer ya sea pobre o rica.
“Sí es de encumbrada esfera, nos deleita, se nos hace más atractiva si la vemos dedicarse al trabajo y a las tranquilas faenas domésticas. Si es la hija del pueblo, también nos encanta y nos admira, porque sin elementos transforma el hogar del compañero de su vida, o de los autores de sus días, en un edén”, planteó.
“Dichosos los hogares que tienen una mujer hacendosa, humilde y modesta, porque ellos significan poseer un tesoro de bienestar y tranquilidad”, concluyó el texto.
DOCE PESOS DE MULTA POR RAPTAR A UNA MUJER
La investigadora quien revisó los documentos del Archivo Histórico del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Tamaulipas, apuntó que existen expedientes de una serie de agravios contra la mujer, los que iban desde golpes, heridas, rapto, incesto hasta el homicidio.
De las denuncias realizadas con vigencia del Código Penal de 1871 se encontró que por el delito de golpes, de Benicio a Francisca, se le castigó con dos meses de prisión.
A Juan por golpes y heridas a Martina, se castigó con un año de prisión. Por homicidio, contra Cleofás por asesinato de Merced, fue penado a seis años de trabajo forzado.
De los delitos que se cometieron por violencia sexual, por rapto, a Valente se le impuso una multa de 12 pesos. A Román por raptar a María de Jesús se le arrestó tres meses. A Lucas por violación se le castigó con cuatro años de obras públicas.
“HAY UNA NORTEÑIDAD RETRÓGRADA”
Para Martha de la Cruz, feminista y emprendedora, el conservadurismo es distinto en las regiones de México, no obstante, siempre se esperaba que la mujer fuera sumisa ante sus padres, hermanos y esposo.
“Me acabo de hacer consciente de que sí hay una norteñidad retrógrada aunque al final, todo se traduce a lo mismo: patriarcado y misoginia”, apuntó.
“Miedo a la libertad de las mujeres, la maternidad funciona como un instrumento de control, y el que las mujeres nos empoderemos de nuestra autonomía reproductiva y renunciemos al rol de madre por deber, echa por la borda siglos y siglos de sumisión”, sostuvo.
¿TAMAULIPAS HA AVANZADO?
Los cambios en el pensamiento y actitud de hombres y mujeres han sido positivos, pero aún no suficientes, puesto que en la entidad hay una negativa a legislar sobre temas como el aborto.
“Estas individualidades aún no logran impactar de una manera significativa en la sociedad; entonces, pues no, aún no podemos hablar de un cambio en Tamaulipas respecto al respeto a la mujer y los derechos que nos amparan, ya no por ser mujeres, si no por ser personas”, destacó.
En este siglo XXI, hay estereotipos muy arraigados entre las mujeres que deben romperse, “no somos ni apáticas ni indiferentes, nos gusta involucrarnos pero lo hacemos desde donde históricamente se nos ha dicho que debe ser, desde la ignorancia y el privilegio, desde esa barrera que hemos construido para no meternos en los zapatos de la otra, de estar en competencia”, expresó.
“Estamos a años luz de los avances de las compañeras de otros estados como la Ciudad de México o Monterrey y aunque cada vez nos articulamos más no soy muy optimista al respecto; hablemos después de la pandemia”, finalizó.