Por lo menos en un 70% ha disminuido la producción de sorgo en la región debido a la falta de recursos y al ser la mayor parte de los cultivos dependientes del clima, situación que puede derivar a un déficit alimentario, al ir disminuyendo la superficie de siembra, en diversos porcentajes de los distintos cultivos de la región.
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Eduardo Garza González, quien es delegado en Tamaulipas de la Confederación Nacional de Organizaciones Agropecuarias y Forestales, A.C., comentó que se busca un impulso a la producción del campo mediante diversos financiamientos al ser ya una situación crítica la falta de agua en esta parte de la entidad.
Tan solo en Altamira para el 2020-2021 la falta de humedad en el subsuelo repercutió en un marcado descenso en la producción de granos básicos y oleaginosas, por lo que de sembrarse 5 mil hectáreas tradicionalmente, los agricultores solo establecieron 800 hectáreas.
“Se buscarán apoyos de la banca internacional y con la ayuda de diversas universidades de México se impulsará un mejoramiento de los productos con la participación de la ciencia y la investigación, para hacer estudios de la tierra que nos permitan saber qué es lo que más conviene sembrar en las distintas regiones de nuestro estado”, expresó Garza González.
Añade que existe una problemática mundial en cuanto a la alimentación y “no se puede dejar de lado ese tema, se debe abordar y todos los entes de México tienen la obligación y los productores no podemos quedarnos con los brazos cruzados, pues sigue creciendo la cantidad de tierra que está inactiva por falta de recursos”.
La instalación de la nueva delegación de la Confederación Nacional de Organizaciones Agropecuarias y Forestales, A.C. se realizará en Tampico el 17 de abril próximo, esperándose la asistencia de autoridades nacionales, estatales y municipales, además de una representación de los integrantes de la institución de productores del campo de la entidad.
Entre los cultivos más afectados por el clima en Altamira están la siembra de soya, que disminuyó su superficie de siembra en las últimas décadas de 45 mil a 33 mil hectáreas, mientras que la de sorgo de 10 mil a 5 mil y en este ciclo sólo se cultivaron 800 hectáreas; el maíz blanco se redujo de 2 mil a 580 hectáreas y el chile verde de 800 a sólo 147 hectáreas.