La falta de capacidad operativa y el atraso tecnológico de la CFE favorecen el robo de energía eléctrica, propagada fácilmente en zonas rurales y urbanas, como ocurre en la región metropolitana de Tampico, situada en la última evaluación realizada el año pasado, en el segundo lugar nacional con ese delito, con el registro de más de tres mil tomas ilegales.
El Ing. Gilberto Zamora, consultor de Eficiencia Energética, explicó que la empresa del gobierno federal tiene muchas limitantes para detener el latrocinio, fácil de cometer, pues solo basta tener conocimientos básicos de electricidad para conectar “diablitos”, que no son detectados por personal de la compañía.
Las conexiones ilegales ocurren en mercados ambulantes o empresas industriales agrícolas, pero sobre todo en domicilios, donde personal de la compañía federal no puede detectarlos con facilidad porque no puede invadir la propiedad, agregó.
Eso hace que según datos de la Comisión Federal de Electricidad, el robo haya causado, en el primer semestre del año pasado, pérdidas por 25 mil 700 millones de pesos.
Consideró que es más fácil detectar el robo de gasolinas que de electricidad, pues éste se puede hacer desde cualquier parte de la infraestructura de la CFE, por lo que es común la práctica de instalar conexiones ilegales, sobre todo en regiones donde las temperaturas son altas y los costos de facturación elevados.
“Hay apoyos económicos de la CFE para la industria o la producción agrícola, pero eso no detiene el latrocinio, que le cuesta a la empresa el 12% de la producción anual”.
De acuerdo con informes oficiales, en 2017 las pérdidas no técnicas fueron 18,268 GWh, lo que equivale al 7.6% del total de la energía recibida, mientras que el valor económico ascendió a 30,325 millones de pesos, estimación basada en el costo de la energía dejada de vender 1.66 pesos por kilowatt/hora.
La zona metropolitana de Tampico, con más de 300 mil usuarios domésticos, comerciales e industriales, se ubicó entre las regiones con mayor número de "diablitos", lo que hace necesario implementar nuevas tecnologías de medición, reforzar los programas de verificación de los medidores en suministros y ejecutar programas especiales de revisión y detección de anomalías en la facturación y cobranza, encaminados a la recuperación del costo de energía perdida, expuso el consultor de empresas sobre eficiencia energética.