En la zona norte de Veracruz las mujeres siempre destacan, entre ellas se encuentra Santa Román Martínez, quien ha logrado ser inspiración para otras.
Su nombre se mantiene firme y con gran influencia, no sólo en el sector gastronómico, sino en la población de toda una región.
De trato amable y sencillo, de habla pausada y sincera, pero con unas manos prodigiosas que han dado rumbo, sentido y sabor a la gastronomía de esta zona de la entidad veracruzana, la convierten en la actualidad en el referente de la cocina de pescados, mariscos y la tradicional comida huasteca.
Nació con la inspiración
Recuerda que desde pequeña, cuando apenas tenía seis años, acompañaba a su mamá al restaurante “La Macarela”, donde laboraba.
Ahí veía que su mamá cocinaba en una estufa, mientras que ella permanecía por un lado y sobre un cajón de madera, de esos que antes se utilizaban para los refrescos, elaborando tortillas.
Así fueron sus primeras interacciones con la cocina, mientras que al paso del tiempo se fueron a trabajar con unos tíos en otro restaurante, primero atendiendo las mesas y luego en la cocina, donde descubrió una amplia posibilidad de guisar, práctica a la que le tomó el gusto.
Una vez casada trabajaba junto con su esposo Claudio González en la venta de marisco por kilo con excelentes resultados, mientras que esporádicamente atendía a varias maestras que le solicitaban les hiciera comidas, lo que reforzó con el maestro Carlos Domingo González, quien a manera de recomendación le pedía les vendiera alimentos, lo que aceptó y acondicionó una mesa bajo un árbol, dando comienzo a la historia de lo que actualmente es Mariscos Santa.
Confianza y dedicación
Santa Román recuerda que al principio la idea no resultaba atractiva por lo que los ánimos estaban bajos, pero al comenzar los pedidos, dispuso de la cocina de la casa y su pequeña estufa y desde entonces con dedicación y esfuerzo ha crecido poco a poco hasta lograr tener en la actualidad uno de los mejores restaurantes de pescados y mariscos de la región norte de Veracruz.
Ofrece una carta con más de 50 platillos, con el trabajo e incondicional apoyo de su esposo y sus hijos. Un negocio familiar.
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En el recuento de las satisfacciones que su labor en la gastronomía le ha brindado, la mujer respira hondo y señala que son las amistades que ha logrado cultivar a lo largo de más de 20 años de permanecer en el ramo y la preferencia de las familias.
Es una mujer que inspira, motiva a sus colaboradoras, algunas de las que ya han emprendido nuevos negocios del ramo, lo que le da alegría de saber que con su ejemplo otras siguen sus pasos.
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Actualmente doña Santa, como la mayoría la conoce, sigue inspirando a las mujeres de la región, porque asegura que “Las mujeres tenemos mucho valor, en todo lo que nos gusta hacer, y en todo lo que podemos lograr, por ello le recomiendo a cada una hacer lo que más les gusta”.
