“Por lo regular siempre nos damos cuenta de un número de gente que va tomar ceniza, el año pasado aumentó un poco y esta vez que toca junto con el 14 de febrero, ahora hasta puede que vaya más gente, con los enamorados que acuden en pareja al salir este día juntos a pasear”.
Señaló lo anterior el padre Enrique Olguín, vocero de la Diócesis de Tampico, quien menciona que es difícil calcular en cuánto puede ser mayor este año la cantidad de católicos que acuda a imponerse el signo de la ceniza, pues depende de muchos factores, incluyendo las condiciones climáticas.
Expuso que si hay mal tiempo, sea con lluvia o muy frío, las familias salen poco y el aforo en los templos puede disminuir mucho, pero como coincide con la fecha festiva del Día del Amor y la Amistad es más probable que aún con clima adverso se pueda acudir a recibir este signo de la religión católica, siendo al mediodía y en la noche cuando hay más afluencia.
“Hay una constante de las personas que por lo regular cada año van y no ha bajado, sino que aumenta, a pesar de que se comenta que los católicos activos han disminuido en actos como este la convocatoria sigue creciendo, igual pasa en otras fechas como la visita a la Virgen de Guadalupe”, explica.
La devoción ahí va quedando entre la población, añade “entonces necesitamos esperar hasta el mero día para saber cómo será la afluencia en cada iglesia, preparando en promedio cada templo uno o dos kilos de ceniza para la imposición, que se realiza en determinados horarios según a donde acuda la población”.
Indica que en la Santa Catedral de Tampico desde la misa de las 7:00 de la mañana y hasta las 9:30 pm y 10:00 pm.
Los horarios de misa son: 7:00, 9:00 y 12:00 horas, y en la tarde a las 7:00 pm. y durante todo el día, cada hora se estará imponiendo la ceniza a los feligreses, mientras que en las capillas se realiza al mediodía y por la noche.
El Miércoles de Ceniza es el día en el que comienza la Cuaresma. No es el día en el que acaba el Carnaval.
Es propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, es para reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios.
Con este gesto se abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual y no hace falta ser católico para que la imposición de la ceniza, en este sentido, es un «día de puertas abiertas»: creyente o no, niño, adolescente, maduro, mayor, sin madurar o anciano, puede acudir a imponerse este signo, con el que se reconoce como pecador.