Además de los corredores habituales en el paseo, se observan desde las 7 de la mañana algunas familias que pretenden aprovechar al máximo este día de asueto.
Otros llegaron con caña de pescar en mano y desde antes del alba esperan una buena captura en la desembocadura del río Pánuco, o donde el Golfo de México se rompe contra las piedras de las escolleras.
Una que otra pareja aprovechó para una caminata matinal, aprovechando que el sol apenas esboza sus primeros rayos en el horizonte maderense.