Usando colchones inflados un grupo de al menos 15 migrantes procedentes de Cuba y Honduras cruzaron esta mañana el río Bravo.
Hombres, mujeres y al menos dos niños efectuaron el cruce movidos por la desesperación en la tardada respuesta de solicitud de asilo al gobierno americano.
Ayer martes fue un grupo más reducido que efectuó la misma maniobra y hoy se lanzaron a la altura del llamado Puente Nuevo, en la frontera entre Matamoros y Brownsville.
“Que dios los bendiga” se escuchan las voces de quienes se quedan del lado mexicano viendo cómo apenas cruzan son capturados por la Border Patrol.
El agobio generado por el intenso calor de hasta 42 grados centígrados en la frontera, la falta de dinero y la espera de hasta ocho meses ha orillado a los migrantes a tomar esta determinación.
“Allá al menos tendrán cama y baño donde pasar el tiempo” dice Florencio Guerra, originario de Cuba, qué también espera por ingresar a la tierra gobernada por Donald Trump.