Al tener de vecino a Estados Unidos, Tamaulipas es una entidad casi de paso obligado para los migrantes, por temas de violencia algunos de ellos tratan de estar en este territorio el menos tiempo posible, sin embargo, hay quienes han decidido quedarse y hacer esta tierra su casa.
De acuerdo con el director del Instituto del Migrante en la entidad, Juan José Rodríguez Alvarado, en Tamaulipas viven 70 mil migrantes legalmente asentados.
“El migrante viene con muchas cosas buenas, sino no hubiera decidido no migrar, se hubiera quedado en su lugar y el propósito es que podamos mandarle el mensaje de que a través de la migración podamos enriquecer nuestra cultura”, declaró.
“La migración es un convivio"
El funcionario dijo que los migrantes han llegado a Tamaulipas con un bagaje cultural que debe ser valorado.
“La migración es un convivio, tenemos que entender que nos trajeron cultura, que nos trajeron conocimiento, que nos trajeron muchas cosas buenas porque cuando el migrante viaja, viaja con todo esto; viaja con su esperanza y con sus conocimientos” destacó.
Rodríguez Alvarado dijo que la visión del gobernador, Américo Villarreal Anaya, es atender a los migrantes con humanismo.
"En Tamaulipas con el paso del tiempo, vamos a tener a personas de muchas nacionalidades y no tenemos porque estigmatizar y es la esencia desestigmatizar al migrante”, agregó.
Carla se quedó en Tamaulipas por amor a Dios
Carla Mafaile Soliz, originaria de Trinidad, Bolivia, comunicadora, antes de llegar a México participó en misiones en países como Argentina , Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Panamá y Colombia, sin embargo, su casa está ahora en Tampico.
Ella llegó a México como predicadora de su religión; es cristiana-evangélica aunque en su país ejercía su carrera de comunicación como locutora.
“Primero llegué en febrero de este año, luego me fui a Panamá, regresé en marzo y sentí ese mensaje de quedarme aquí, pedí una confirmación y se me dio, me quedé a saber qué es lo que quiere Dios que haga aquí”, relató a EL SOL DE MÉXICO.
“Que Dios me muestre que es lo que quiere, yo siento que en México hay una necesidad de conocer a Dios no como una religión, sino con una relación de amistad con alguien con quien se pueda hablar. Religiones hay muchas, Dios no llegó como una religión, Dios llegó como un amigo”, relató.
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Dijo que siente que ante la violencia que se ha vivido en algunos puntos del país, la gente se encuentra paralizada.
“Han pasado tantas cosas en México, yo siento que el miedo paraliza a la gente, hay que sanar esa herida,que no tengan miedo y ahí es necesario tener esa relación con Dios, eso hace que uno no tenga miedo, que uno se arriesgue a hacer las cosas”, apuntó.
Señaló que la detención del gobernador de Santa Cruz, Bolivia, Luis Fernando Camacho, generó una inestabilidad en esta localidad donde ella vivía, lo que le permitió solicitar asilo político en México, por lo que ahora espera una resolución.
“Los lugares son muy parecidos en el tema del clima y algunos lugares de paisajes, siento que Veracruz tiene un poco de la forma de hablar de nosotros -en Bolivia- hay un poco parecido de mi país en cada lugar, solo que aquí el país es mucho, mucho más grande que el mío"
“Los migrantes deben tener un propósito"
Para Carla, quien aseguró que en Tampico ha sido recibida de forma cálida, los migrantes deben tener un propósito personal más allá de obtener dinero.
“Cada quien debe saber a que sale de su país, hay veces uno piensa que fuera de su país va a ganar más y el gasto es igual. Si los migrantes salieron por mandato de Dios, adelante que él los va a suplir”, expresó.
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Destacó que en Tampico ya ha tenido la oportunidad de probar la torta de la barda y los mariscos, algo que en Bolivia no es común.
“En mi país comer mariscos es un lujo, no comemos mariscos porque no tenemos mar. Si van a los mexicanos a mi país no van a encontrar en la mesa. Sí he probado la torta de la barda aunque casi no como cosas muy condimentadas”, precisó.
En los campamentos migrantes analizan la posibilidad de quedarse
Karen Martínez, originaria de Honduras, quien vive en el campamento de Matamoros con sus cuatro hijos, esperando obtener una cita en la aplicación CBP One para llegar a los Estados Unidos analiza la posibilidad de quedarse en Tamaulipas.
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“Pues si no hay de otra, con un trabajo estable, si podría quedarme, tener una casita con mis hijos, mi hijo el más pequeño, es mexicano, él nació en Chiapas”, apuntó la mujer.
“Si no me aceptan me quedo, le buscamos aquí, pero la verdad, el sueño es irse del otro lado”, finalizó.