La migración representa mucho más que el movimiento de personas desplazadas de su pueblo o nación a otro sitio, por razones de violencia, política, desastres naturales o situaciones económicas, sino que este también lleva consigo la traslación de usos, costumbres, identidad e incluso modismos.
Cada 18 de diciembre, como desde hace 21 años, se conmemora el Día Internacional del Migrante, proclamado por las Naciones Unidas para alentar el interés de la comunidad internacional por proteger efectiva y plenamente los derechos humanos de todos los grupos en movimiento.
MIGRANTES HACEN VIDA EN TAMAULIPAS
Quienes transitan con rumbo a los Estados Unidos ven en Tamaulipas la posibilidad de quedarse y hacer vida en esta entidad, consiguiendo empleos en municipios como Tampico, Ciudad Madero, Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo.
La generalidad lo hace de manera irregular, con empleos temporales o por jornadas como jardineros o limpiando casas, aunque otros han encontrado en los mercados, lavaderos de automóviles o establecimientos diversos una posibilidad de ingreso de recursos constante.
HAITIANAS MIGRANTES IMPONEN MODA: UN CAMBIO DE LOOK
La mayoría de los migrantes que se quedaron varados en Reynosa no han conseguido un empleo formal para sostener los gastos de su familia, así que las mujeres haitianas ofrecen sus servicios de trenzado de cabello con ligas de colores, implementando una moda nunca antes vista en la frontera, en el centro de la ciudad, en eventos públicos, la Casa del Migrante y en el campamento de la Plaza de la República donde se observa a mujeres que se encargan de dar un cambio en el pelo de los locales.
Las chicas caribeñas trenzan el cabello por la módica cantidad de 50 y 100 pesos, incluso hasta reciben donaciones de lo que personas les ofrecen a cambio de un nuevo look.
De esta manera iniciaron de manera informal su propio negocio, generalmente en el refugio Senda de Vida o el campamento junto al puente internacional Reynosa-Hidalgo, encontrando una manera honesta de ganarse la vida, aportando un poco de su cultura a los reynosenses.
“No tenemos un trabajo estable, a veces salimos a la plaza del centro, hace poco estuvimos en otra plaza y me gané 500 pesos, no es mucho, pero tenemos que echarle ganas por nuestros hijos”, comentó Naphtalie Boileau, de 24 años.
Como ella, más mujeres, hombres y niños de diversas nacionalidades que se encuentran esperando respuesta de asilo político en la frontera tamaulipeca buscan la manera de sobrevivir en lo que dura la larga espera de respuesta del gobierno de Joe Biden.
Magarine Mauricette salió de Haití y llegó a Chile, donde vivió cinco años y aprendió el poco español que habla, ingresó a México por Chiapas y ahora está en Reynosa, también viviendo del trenzado de cabello.
EN TAMPICO TAMBIÉN SE LOGRAN SUEÑOS DE PROGRESO
En el sur de la entidad también ha habido quienes se quedan a trabajar, muchos descartando ya seguir con rumbo al norte.
Así le sucedió a Junior Theragene, que dejó atrás su país con miras a llegar a los Estados Unidos, acompañado de su madre, su hija y su esposa con cinco meses de embarazo, llegando al puerto de Tampico
También es de Haití y habla poco español, pero se da a entender, lo que le bastó para encontrar trabajo en un lavadero de coches donde en un buen día llega a lavar hasta 13 unidades motrices.
“Ellos han sufrido mucho para llegar aquí y cuando Junior pidió una oportunidad de trabajar se la dimos sin pensarlo”, dio a conocer el administrador del local, José Luis Aguilar.
COMIDA HAITIANA: UNA POSIBILIDAD EN EL MERCADO DE TAMPICO
Una historia similar tiene Avrina Jean Piere, de 38 años, quien trabaja en la Fonda Meave en los nuevos mercados de Tampico; su tarea es picar verdura, lavar trastos y entregar los pedidos, aunque ya ha comenzado a incursionar en comida haitiana en el puerto.
Tanto Junior como Avrina escuchan su música caribeña que se escucha fuerte en la zona de carga de los mercados, generando que a muchos locales ya les guste ese ritmo llegado con la migración.
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El tiempo que han permanecido en traslado o en espera ha sido mucho, el cual ahora se podría ampliar con la reactivación del programa Quédate en México por parte del gobierno de Estados Unidos, lo que los obliga a permanecer en la frontera del río Bravo.
Del norte al sur de Tamaulipas la influencia de culturas haitianas, sudamericanas e incluso africanas son ya una realidad, con modismos, música, comida o peinados que en el camino en busca de una mejor vida los migrantes vienen dejando, como estela de su paso errático por el mundo.