Segunda parte
Matamoros, Tams.- La incertidumbre y la esperanza conviven entre los migrantes en la frontera de Tamaulipas, ante el "limbo" en la estrategia y medidas migratorias por los cambios en el gobierno de Estados Unidos, ahora encabezado por Joe Biden.
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Muchos llegados de diversas latitudes de América o incluso de otros continentes llevan meses esperando en casas rentadas, sitios públicos o improvisados campamentos de migrantes, mientras que una nueva caravana enfila desde el sur.
ME DEPORTARON PERO LO VOLVERÉ A INTENTAR: NICARAGÜENSE
Eran las nueve de la mañana cuando cinco adultos y una niña fueron escoltados por personal del Instituto Nacional de Migración (INM) hacia el área de Repatriación Humana de Matamoros; personal de la patrulla fronteriza los había devuelto a México.
El Sol de México informó que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos ordenó la paralización de algunas de las deportaciones de inmigrantes durante los próximos cien días con el objetivo de revisar las políticas migratorias del país.
En medio de esta incertidumbre, en el municipio fronterizo de Matamoros, los indocumentados se aferran a ingresar a esta nación.
"Soy nuevo en esto, primeramente Dios sí me voy a regresar, llegar hasta donde queremos llegar, yo quiero ir a Houston y trabajar, eso es todo", declaró Antonio Zamora, de nacionalidad nicaragüense que llegó a México hace dos semanas.
"Si me toca lanzarme -al Río Bravo- pues me lanzo, puedo nadar bien, me puedo pasar muy bien, cuando uno quiere lograr algo no importa nada", agregó.
Aunque rechazó informar la forma en la que llegó al territorio norteamericano, el joven de 24 años relató que fue abordado por agentes de la patrulla fronteriza cuando pretendía llegar al centro de Brownsville, Texas.
Recibió un buen trato de parte de la patrulla fronteriza, aunque le hubiera gustado que le permitieran quedarse.
"No sé cómo o qué le ven a uno, si ven cuando pasa por las cámaras, pero me vieron y me trajeron, aquí en México me dieron un permiso de trabajo", declaró.
"México es bonito, nos mencionaban que era peligroso y todo pero a mí hasta ahorita no me ha pasado nada", sostuvo el hombre de quien toda su familia se quedó en Nicaragua, a donde no pretende regresar, “es que allá hay mucha pobreza, por lo mismo hay violencia y con los huracanes que han pasado ha quedado todo destruido".
Antonio, quien sonreía por su aventura mientras que esperaba a su primo que lo llevaría a Reynosa, aseguró que cumplirá el sueño mexicano.
"A lo bueno a lo malo y a lo malo hay que sonreírle y yo sé que voy a llegar allá", expresó, mientras cerca de él una mujer cubana que también había sido deportada hacía llamadas pidiendo que fueran por ella.
En otra banca, sentada, viendo de frente al campamento migrante, la madre de la niña Samantha de cinco años se negó a contar la historia de su regreso.
Mientras Estados Unidos define sus nuevas políticas migratorias, la Casa del Migrante San Juan Diego y San Francisco de Asís de esta ciudad tiene una carpa de plástico para alojar a los repatriados, población flotante, donde únicamente se encontraba una persona de edad mayor.