Memorias del tren Tampico-Magozal, viaje al pasado ferroviario del norte de Veracruz [Fotos]

Los habitantes de las comunidades anhelan el regreso del tren de pasajeros

Alfredo Márquez / El Sol de Tampico

  · miércoles 6 de noviembre de 2024

En Magozal desapareció toda la infraestructura ferroviaria / Alfredo Márquez

El ferrocarril Tampico-Magozal dejó de operar hace 28 años y aún sigue calando en la memoria de los habitantes de las comunidades asentadas junto al paso de la vía, quienes no pierden la esperanza de que algún día vuelva a circular y devuelva al norte de Veracruz el esplendor perdido.

El anhelo se acentúa en quienes superan los 50 años, quienes presenciaron en su niñez el paso de la locomotora, con su movimiento de mercancías y pasajeros, de lo que solo quedan algunos vestigios, testigos mudos del auge económico y el progreso que representó.

Desde la comunidad Pedernales, en Pueblo Viejo, donde estaba la primera estación; pasando por General Esteban Mascareñas en Ozuluama; hasta llegar a la última estación en el poblado Magozal, en el municipio de Chontla, solo queda el recuerdo de aquellos días.

La estructura metálica del puente ferroviario sobre el río Pánuco, prevalece como mudo testigo del ferrocarril Tampico- Magozal / Alfredo Márquez

Los andenes del tren de pasajeros en Tampico que alguna vez fueron centro de algarabía, ahora lucen desolados | José Luis Tapia (Archivo)

El recorrido y las estaciones

El recorrido diario del tren de Tampico a Magozal comenzaba a las siete de la mañana, cuando la máquina, los vagones de carga y de pasajeros salían de la estación de Tampico.

Tomaba la vía a San Luis Potosí hasta llegar al empalme de Tamos, en lo que hoy es el acceso al puente Prieto. En ese punto, el maquinista se comunicaba a la estación del sur de Tamaulipas para informar que tomaría la vía a Magozal y continuaría su recorrido.

Estas eran las casetas originales donde habitaban los trabajadores del ferrocarril en Estación Pedernales / Alfredo Márquez

Pasaba el puente ferroviario sobre el río Pánuco para llegar al otro lado y alcanzar la estación Pedernales, la primera del recorrido, donde aún existe una de las nueve casetas de ferrocarrileros pertenecientes a la Sección XXV, que se encargaban de darle mantenimiento a las vías, desde el puente Prieto hasta Estación Topila, en el kilómetro 11.

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En Pedernales, también conocido como El Crucero, aún existe la pileta donde almacenaban agua para los trabajadores, los techados de la parada y, metros adelante, un indicador del kilometraje.

En Estación Agrarios solo queda esta parte de la estructura de lo que era la estación / Alfredo Márquez


Al continuar, el tren llegaba a Estación Topila, donde hay vestigios de la infraestructura, para seguir a Estación Agrarios, donde prácticamente no existe nada que haga referencia al ferrocarril.

En ese lugar, don Anselmo Jiménez Campos, un hombre recio de la tercera edad, conocido en la zona como "El Güero Santa Rosa", de ocupación comerciante, recordó con entusiasmo el movimiento que representaba el tren por ese lugar. Transportaban desde víveres, cerveza y refresco, y en algunos casos materiales para la construcción, productos lácteos, carne, caballos, gallinas y ganado en pie.

En Carbono, solo queda parte de la estructura de un puente / Alfredo Márquez

Estaciones de importancia

La travesía continuaba a Estación Palachó, para seguir a Estación Carbono, considerada la primera de mayor movimiento del recorrido, ya que transportaba productos de la empresa Liquid Carbónico de México, que operaba en esa comunidad explotando mineral.

“Por ello, el poblado cobró relevancia en esta travesía ferroviaria”, recordó Carlos Hugo Calles Torres, residente de Estación Carbono, del municipio de Tampico Alto.

El embarcadero de Estación Lagartero, prevalece a más de 100 años de su construcción / Alfredo Márquez

La ruta también incluía Estación Quebrache, para continuar hasta Estación Lagartero, donde prevalece lo que fue un andén de abordaje, dijo el comerciante Juan Manuel Zavala, quien recuerda que embarcaban rollos de varas, gallos, palmas, guajolotes, cerdos, chivos, quesos y heno, para seguir hacia Estación Chapancal.

En Estación Cebadilla, el historiador Dionisio Valdés Pérez mencionó que se movía ganado, ya que contaba con corraleras para contener las reses destinadas a abastecer el mercado del Distrito Federal.

En La Puente, donde no existen vestigios del servicio, aún hay recuerdos de los habitantes como Daniel Delgado del Ángel, quien mencionó que se trataba de un excelente servicio que les permitía mover muchas cosas.

Los puentes de madera fueron invadidos por la maleza / Alfredo Márquez

Ya en Manantiales, solo queda uno de los puentes que permitían el paso del tren; Refugio Mendiola Deantes recuerda que viajaba feliz y que su abuelo embarcaba grandes cantidades de miel de abeja que llevaba a Tampico o Magozal.

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En Estación Tanceme, pese al tiempo, aún se ve una de las casetas y un antiguo anuncio con el nombre del lugar, según comentó Gonzalo del Ángel Rocha.

Dionisio Valdés Pérez, de Estación Cebadilla, muestra el terraplén donde descansaba la vía del ferrocarril / Alfredo Márquez


La relevancia de la estación General Esteban Mascareñas

Una de las estaciones de mayor relevancia en el andar del tren por el norte de Veracruz es la estación "General Esteban Mascareñas".

Ahí prevalecen las bases de la estación, el andén y una casa de madera que servía al personal del ferrocarril. En esa zona, el flujo de mercancías era de gran importancia, ya que abordaban caballos, ganado, cerdos, borregos, chivos, aves de corral, y llegaban abarrotes en general, además del mayor número de pasajeros por la cercanía de numerosas comunidades.

Antigua casa de los mecánicos sigue en pie / Alfredo Márquez

En el tramo entre Estación Mascareñas y Estación Placetas se encuentra una pequeña parada obligada del ferrocarril conocida como Estación Ozuluama o El Becerro, de la cual se sabe muy poco.

El vagón metálico que servía de bodega en la estación

En la estación Placetas, una comunidad del municipio de Ozuluama, se generaba un importante movimiento de mercancías hasta que el tren dejó de operar, relató Ernesto Sosa del Ángel, ya que este mantenía activa y pujante la economía de la región.

Los polines de la base de la estación en Mascareñas permanecen en su lugar / Alfredo Márquez

En ese lugar, existe el mayor vestigio, ya que cuentan con un vagón metálico que servía de bodega para la mercancía destinada a ser embarcada en el tren, mismo que se pretendía llevar la compañía que desmanteló la vía férrea y toda la estructura.

La ruta incluía la comunidad Kilómetro 75, donde se ubicaba una pequeña parada, mejor conocida como Estación Mincuini, por la cercanía de una comunidad perteneciente al municipio de Tantoyuca, que prácticamente ya desapareció, para llegar al final del recorrido en Magozal, municipio de Chontla.

Una vivienda deshabitada sigue en pie en Estación Mascareñas / Alfredo Márquez

Alfonso Ravelo Betancourt recuerda que se trataba de una estación muy grande y los domingos se presentaba la plaza, a donde llegaban comerciantes de Veracruz e Hidalgo.

Todos coinciden en que el ferrocarril mantenía una economía activa en la zona norte de Veracruz, que permitía a las familias dedicadas a la ganadería y la agricultura comercializar sus productos en los mercados de la zona, lo que favorecía el nivel de vida de las comunidades cercanas a las 17 estaciones.

Algunos de los puentes siguen funcionando / Alfredo Márquez


Último recorrido

El trazo de la ruta del ferrocarril Tampico-Magozal, en 1912, formaba parte de un ambicioso proyecto del entonces presidente Porfirio Díaz, quien buscaba conectar a Tampico con los estados de Hidalgo, Puebla, México y la Ciudad de México.

El primer tramo comprendía de Tampico al municipio de Honey, en Puebla, pero la Revolución truncó el proyecto y solo quedó la ruta concluida hasta Magozal, donde operó más de 80 años.

Un vagón metálico permanece en Estación Placetas / Alfredo Márquez

En 1996, el tren Tampico-Magozal realizó su último recorrido con la locomotora 5834 G-12, que hizo el viaje de 73 kilómetros, lo que prácticamente sepultó la economía de los habitantes de las comunidades de Pueblo Viejo, Tampico Alto, Ozuluama y Chontla.

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Con el gobierno de Claudia Sheinbaum, se retoma la esperanza para el regreso de las rutas de trenes de pasajeros, con siete rutas entre las que se encuentra Tamaulipas con la ciudad de Nuevo Laredo, lo que se espera pueda ser punta de lanza para que trenes tan emblemáticos como el Tampico-Magozal vuelvan a surcar estas zonas del noreste de México.