Con carbón al rojo vivo es como los migrantes que viven en el campamento de Matamoros sobreviven a las bajas temperaturas.
Suscríbete a la edición digital de El Sol de Tampico aquí
Esta mañana, la ciudad de Rigo Tovar amaneció soleada a 1°C, pero con una sensación térmica de -4.
"Prendemos carbón en una cazuela, lo encendemos afuera, dejamos que salga todo lo tóxico y lo metemos a las casas de campaña cuando está encendido", narró a El Sol de Tampico el cubano Carlos Fernández.
La mayoría de los habitantes del campo migrante, integrado al menos por 700 personas, son de origen centroamericano lugares donde las ondas gélidas del norte no pegan con tanta intensidad.
"No conocíamos este frío, allá en Cuba hace calor, nunca llegamos al bajo cero; el día que más frío tuve fue este lunes, jamás se había sentido así", agregó.
Este lugar que se encuentra a un costado del río Bravo y a las puertas del cruce internacional abrió en el 2019 con 2 mil 500 personas, actualmente alberga a unos 400 adultos y 300 niños.