El pasado 3 de mayo el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer que en un abrigo rocoso del Cañón del Huizachal, a 30 kilómetros de Ciudad Victoria, investigadores hallaron los restos de un posible individuo janambre, nombre de una comunidad seminómada que habitó entre los siglos XVII y XVIII en la zona serrana de Tamaulipas.
Para el arqueólogo Giovanni Chávez Morales este descubrimiento es de una importancia relevante, ya que permitirá conocer más de un grupo étnico del que poco se sabe, pero del que se tiene registro a partir de crónicas y fuentes históricas que los describen como una comunidad de cazadores recolectores, con una organización social y rituales definidos, y en especial por haber cimentado una fama de guerreros.
Así era su vida
Chávez Morales señala que aunque se desconoce con certeza el origen de los janambres, entre las explicaciones más aceptadas está que se trató de un pueblo intruso, que había invadido Tamaulipas atravesando la sierra Madre Oriental, arribaron al este de Jaumave hasta llegar a la región en la que actualmente se encuentra Ciudad Victoria.
Se piensa que vivieron en jacalillos; sin embargo, no se cuenta con registros materiales elaborados por janambres; no dejaron construcciones monumentales, ni cerámica. Tampoco se sabe cuál era la lengua que hablaban, aunque existe la posibilidad de que algunas palabras que dan nombres a comunidades de nuestro estado, provengan del antiguo janambre.
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Su sustento provenía de la recolección, la cacería y la pesca, así como la entrega de mercancía o ganado de otras comunidades ya fuera por vías diplomáticas o bélicas, con el fin de obtener recursos. “Está documentado cómo otros grupos indígenas sedentarios les tenían terror a los janambres por su naturaleza guerrera”, explica Chávez Morales a EL SOL DE TAMPICO.
Un peligro para los españoles
Y no sólo a otras comunidades, para los conquistadores españoles los janambres resultaron un peligro y resistieron el avance colonizador del Nuevo Santander hasta la muerte. “Durante ese amplio periodo de conflicto entre los colonos de Nuevo León y los colonos que llegaron con José de Escandón hicieron alarde de muchas estrategias de ‘terror’, como exigir pagos o tributos a los españoles para permitirles pastar su ganado o que pasaran por ciertos lugares”, explica el investigador nacido en Gómez Farías, Tamaulipas.
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En su libro “Los janambres: modo de vida seminómada de los antiguos habitantes de Tamaulipas”, publicado en 2019, Chavéz Morales detalla que los janambres, de manera semejante a los chichimecas del norte, empleaban en combate el arco y la flecha, además de ser notables con el uso del cuchillo de pedernal durante los combates cuerpo a cuerpo.
“Los janambres eran excelentes en el arte de las emboscadas y los ataques sorpresivos. Al parecer sus ofensivas imprevistas le significaron considerables éxitos en la lucha contra los españoles, como la muerte del teniente Hinojosa en San Antonio de los Llanos, en 1673 y la del capitán Escajadilla en Escandón en 1754”, afirma el arqueólogo.
Queda mucho por saber
Así como su origen no está del todo claro, del destino de los janambres se sabe poco. Chávez Morales expresa que ya fuera por las constantes guerras con los demás grupos indígenas, con los colonos españoles, o por la adopción de la agricultura y el mestizaje interétnico, poco a poco los janambres como sociedad recolectora-cazadora fueron desapareciendo.
Para el investigador, el hallazgo hecho por el INAH contribuirá a ahondar en el conocimiento de las actuales pervivencias culturales que puedan identificarse como un remanente de este antiguo grupo indígena.
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“Con esa información los investigadores podrían realizar estudios muy valiosos e interesantes, por ejemplo: podrían intentar recuperar algo del ADN de esos restos humanos para contrastarlo con la población actual de comunidades como Ocampo, Xicoténcatl, Gómez Farías”, señala.
Y añade: “Se sabe por documentos históricos que los janambres participaron en el proceso de mestizaje incorporándose a las costumbres y usos de los colonos españoles, por lo que en su sangre debe perdurar ese ADN janambre”.