PÁNUCO, Ver.- La guayabera es una prenda de vestir que se ha vuelto muy popular en las últimas décadas, ya que es una prenda cómoda y versátil que se ha adaptado a los necesidades y gustos de sus portadores.
Se trata de una pieza creada inicialmente para el hombre con la estructura de una camisa de vestir caracterizada por tener “piezas” o picos tipo ranchero en los hombros y espalda alta, así como en la parte inferior de la prenda.
Puede llevar bolsas al frente así como una ornamentación hecha de alforzas (pliegues de tela) que establecen el estilo de la guayabera.
Aunque de origen cubano, esta pieza llegó a la ciudad de Mérida, Yucatán, en el siglo XIX, de ahí se ha extendido en todo la zona del Golfo de México hasta introducirse a la Huasteca. Particularmente en el municipio de Pánuco esta prenda de vestir se elabora por primera vez durante la década de los años 30´s.
La primera costurera en confeccionarla en este municipio del norte de Veracruz fue la señora Julia Herbert, al respecto su hija la Francisca Cruz Vda. De Main -con 103 años de edad- nos cuenta: “Mi madre fue la primera costurera que hizo guayaberas aquí en Pánuco”.
Recuerda que “siempre estaba en la máquina cose y cose. Hacía vestidos, vestidos de novia, de noche, camisas, ropa interior de varón y entonces fue cuando empezó a llegar la guayabera de Yucatán, de allá vino la muestra, comenzando a hacer guayaberas alforzadas, no sobrepuesta, ¡no!, en la misma tela alforzaba la guayabera”.
Cosió por mucho tiempo hasta su muerte a los 105 años de edad, dando a Pánuco la adopción de esta prenda como parte de la indumentaria del panuquense de tal manera que hacia la década de los años 50´s aparecieron varios talleres dedicados a su diseño y confección.
EL AUGE DE LAS GUAYABERAS
Con el gran auge petrolero Pánuco repuntó económicamente, sumándose a la actividad del oro negro la vocación ganadera y agrícola de la zona.
Una racha de bonanza impactó positivamente la producción y comercialización de guayaberas hechas a mano y a la medida del portador colocándose en la preferencia del mercado el taller “Ramiro Vera” dirigido por Juanita Ramiro Vera (+), Sam King y Pat King a cargo de los hermanos Samuel y Patricio King Peralta (+) respectivamente.
El cronista Luis Enrique Pérez puntualizó que “estas marcas lograron un refinamiento estético sin igual, ya que por un lado cada alforza era cocida a máquina, una por una, logrando mantener una simetría casi matemática lo que exigía de las costureras paciencia, exactitud y una gran vista.
A la vez lograron innovar en nuevos modelos donde la creatividad y el buen gusto se reflejó en la variedad de telas y colores que empleaban para su diseño en el que la cantidad de alforzas reflejaba el estatus social de su portador”.
Los talleres panuquenses alcanzaron fama regional y nacional, incrementando su producción durante y después del sexenio de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), quien popularizó su uso al portarla en sus giras nacionales y en el extranjero, posicionándose hasta la fecha como un básico en el guardarropa de la clase política mexicana.
RAÚL PAZZI, EMBAJADOR DE LA GUAYABERA
Uno de los principales promotores de la guayabera panuquense fue el rey del huapango Raúl Pazzi quien llevó este baile a muchos rincones de México y el mundo portando en sus giras diseños de guayaberas que le confeccionaban a su gusto Juanita Ramiro y los Hermanos King.
“Don Raúl” fue un artista en toda la extensión de la palabra, su porte y elegancia se acentuaban con diseños muy elaborados que combinaban alforzas con encajes o bordados, escogiendo telas y colores inusuales para la época.
GUAYABERA CUATRO HUASTECAS
Esa plasticidad en los diseños permitió que hacia 1961 el mismo Pazzi solicitara al afamado diseñador Ramón Valdiosera la creación de una guayabera que unificara y simbolizara a la huasteca.
“Así apareció la guayabera “cuatro huastecas” o también llamada “la auténtica” que desde 1961 fue instituida por el mismo Raúl Pazzi como parte del traje típico que representa a la huasteca veracruzana y que es requisito para los concursos de huapango” dijo Luis Enrique Pérez.
Esta guayabera se compone ornamentalmente de cuatro columnas con cuatro alforzas cada una representa las huastecas veracruzana, hidalguense, potosina y tamaulipeca que eran reconocidas en 1961
Estas columnas están rematadas en la parte superior e inferior con botones que simboliza la unión de estas cuatro regiones. Además, la parte inferior de la prenda es rematada con una pieza tipo cinturón hecho de las mismas alforzas solo que colocadas de forma horizontal.
LA CONTINUIDAD DE LA TRADICIÓN
Actualmente quien continúa con esta tradición es el taller de costura de Hilaria Guerrero, ella aprendió el oficio en el Taller Ramiro Vera y desde entonces mantiene viva la tradición.
“Yo aprendí con Juanita Ramiro, luego ella se fue a Tampico y continué cosiendo en mi casa. Aquí hacemos todo de manera artesanal, no somos una fábrica” expuso la artesana.
El alforzado es hecho a mano en una sola pieza de tela “sobre esa tela se patrona y corta. Aquí todavía elaboramos el alforzado vertical y el estilo palmera, que son alforzas sesgadas como las hojas de la palma”amplió.
La continuidad de hacer guayaberas de manera artesanal está en riesgo, ya que en la actualidad pocas mujeres conocen la técnica a mano para elaborarlas.
Esto aunado a que con el incremento de marcas nacionales e internacionales los costos se abaratan y es más “práctico” conseguirla en una tienda departamental que acudir al taller de guayaberas para tomarse medidas y esperar al menos dos semanas para su confección y entrega.
Aunque jamás será lo mismo portar una guayabera de aparador que una hecha a mano, personalizada, confeccionada de manera particular, respetando cada detalle tradicional y cultural de esta prenda.