El cultivo de jícama tiende a desaparecer en el municipio de Tampico Alto en el norte de Veracruz, con el drástico descenso de la superficie que en el ciclo otoño-invierno que inicia será sembrada con apenas 50 hectáreas, casi 80% menos del terreno que anteriormente era sembrado.
Y es que desde el inicio de la pandemia, a finales del 2019, comenzó la debacle de este sector primario de la producción y la economía del municipio.
Desafortunadamente la economía ha colapsado por el cierre de mercados a nivel general, lo que impidió que en esa ocasión vendieran su cultivo y comenzarán con pérdidas para los productores.
Jacobo Guerra Fernández, productor de jícama, dijo que esa ocasión las pérdidas fueron cuantiosas para los productores, el precio que se había establecido ese año para el kilo de jícama, era de 6 pesos, a 6 pesos con cincuenta centavos, el mejor que habían logrado en muchos años, por lo que las expectativas para todos eran mayores.
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La pandemia en el 2020 y el cierre de mercados a nivel internacional la principal afectación para la jícama
Recordó que casi antes que terminara ese año y comenzara el 2020, las noticias del cierre de mercados a nivel internacional ya se escuchaban en todos los sectores, por lo que compradores de jícama, principalmente de Nuevo León, de donde la trasladaban a los Estados Unidos, ya no adquirieron producto, pues los norteamericanos que la compraban, ya habían dejado de enviar este producto, al que le daban un etiquetado y empaquetado, a los mercados de Asia, a lo que se le sumó la pandemia por Covid-19.
Las 350 hectáreas que en ese entonces se sembraban y que esperaban un rendimiento de más de 10 mil toneladas de jícama, prácticamente se perdieron en la tierra, no fueron levantadas por el costo que esto implicaba, al no tener un mercado, por que estos ya estaban restringidos por la pandemia y el cierre de todo.
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Esto descapitalizó a los agricultores, que desde entonces comenzaron a sembrar menos hectáreas de jícama, solo para lo que les alcanzaba, y eso que la mayoría pidió créditos para cultivar la tierra en menor superficie.
Para el ciclo otoño-invierno del 2021 al 2022 parecía que sería un buen año en la producción de jícama, dijo el ingeniero y también productor de jícama, Deivis Sale Maya Deantes, ya que esta había alcanzado un precio de 7 pesos el kilo, pero resultó un duro revés para todos ya que la sequía y la plaga del Fusarium, prácticamente acabaron con los cultivos de la leguminosa durante ese ciclo, lo que ha dejado a productores con solo pérdidas.
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Los productores confían que este ciclo será favorable, las lluvias se han presentado, proporcionando la humedad que la tierra necesita para la siembra, por lo que esperan sigan las precipitaciones que el cultivo necesita para lograr mejores cosechas y en consecuencia mayores ganancias.
Con las 50 hectáreas de jícama que serán sembradas en el presente ciclo, se espera que los productores levanten una cosecha de 800 a mil 500 toneladas si las condiciones climáticas resultan favorable para los cultivos, de lo contrario prácticamente desaparecerá, al menos como actividad económica para quedar como cultivo de traspatio ya que sembrarán muy apenas 50 hectáreas casi 80% menos del terreno en el ciclo pasado.