Un moderno edificio realizado con contenedores en tonos naranja y negro que se ubica en la zona norte de Tampico, llama la atención de toda persona que transite por ahí; la construcción, atractivamente poderosa, surgió de la creatividad y el profesionalismo de una estudiante de arquitectura y su profesor.
Esta construcción, que en breve será inaugurada como una cafetería, se ubica en la esquina conformada por la calle Palma y la Quinta avenida de la colonia Arboledas de Tampico.
La estudiante de la carrera de Arquitectura del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas (IEST), Fernanda Herrera Licona, declaró a EL SOL DE TAMPICO que este proyecto nació a solicitud del Doctor en Arquitectura, Rubén Salvador Roux Gutiérrez, profesor de este instituto.
Detalló que en el IEST se cuenta con un despacho de arquitectura que ofrece servicios a personas que no cuentan con recursos para desarrollar un plan, así como a asociaciones civiles y a trabajadores del organismo; fue ahí donde se presentó esta interesante solicitud.
“Querían hacer una cafetería, que tuviera algún concepto, así como que tuviera algún drive thru y que sirviera para poder estar como sentados, a gusto", explicó la joven. La futura arquitecta de 24 años de edad, señaló que fue un gran reto integrar este trabajo, ya que la petición venía de un maestro que admiraba.
“Todo empezó con un concepto como de combinación industrial con algo vintage, no queríamos salir como de algo muy moderno, sino que se viera diferente, pero también que se viera acogedor”, relató. De acuerdo con Roux Gutiérrez, este proyecto se pensó con la intención que su desarrollo fuera innovador, rápido y económico.
“No fue tan tardado y aparte fue mucho menos costoso que si lo hubiéramos hecho por un proceso tradicional. Salió un 50% más económico y en tiempo nos tardamos como tres meses, que en un proceso tradicional pudiera haber sido de cuatro a cinco”, informó. “La intención básicamente fue que hubiera una idea fresca de arquitectos jóvenes y que ellos se capacitaran, precisamente, ya en un proyecto real de una manera más, vamos a decir que más atrevida”, añadió.
El reto de los contenedores
Salvador Roux señaló que aunque por la vocación industrial y portuaria del sur de Tamaulipas podría creerse que conseguir contenedores en buenas condiciones y con un precio razonable podría ser fácil, esto, definitivamente, no es así.
“Los quisimos comprar pero resulta que un contenedor de estas dimensiones, el más económico que se consiguió es de 80 mil pesos y el constructor decidió construirlo y entonces se redujo hasta en un 60% el costo”, afirmó.
En esta fase de la construcción de los contenedores se contó con el apoyo del arquitecto Lauro Castillo de la Rosa. “-Por dentro- el contenedor tiene acabados como si fuera un material normal, pero en la parte donde le pega el sol tiene una colchoneta de fibra de vidrio, eso es lo que hace que se aísle del calor.
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Para el proyecto se ocuparon tres estructuras que construyeron en dos semanas y que se colocaron de forma estratégica en desniveles para que mantuvieran un juego de vistas.
“Que se viera como que tuviera algo una terraza abajo, arriba otras terrazas, igualmente un área privada dentro, cocina, bodegas y también quisimos poner la escalera por fuera para tener un poquito más de aire libre”, detalló la estudiante. Indicó que el edificio llama la atención por los contenedores aunado a que cuenta con lámparas solares.
“Todas son solares, no consumen energía porque estas prenden, se cargan en el día con el sol y en la noche prende, tienen una batería, el siguiente paso es allá arriba, pensamos poner celdas fotovoltaicas y poder reducir todavía más el consumo de energía”, estableció.
Ante las ventajas económicas y de tiempo de edificación, los expertos consideran que construir a base de contenedores podría aplicarse para el levantamiento de viviendas funcionales. “Sí, se podría, vamos, si alguien quiere hacer una vivienda aquí hay una arquitecta, ya se volvió experta”, puntualizó.
Ante el cambio climático debe de haber innovación
El doctor en Arquitectura, planteó que los arquitectos se enfrentan al reto de adaptar los espacios a las condiciones del entorno ambiental, que en la actualidad son duras y de constante cambio.
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“Siempre es bueno atreverse a innovar, a que los arquitectos les permitan hacer innovaciones que aparentemente antes no eran muy comunes, pero que en este momento se están haciendo innovaciones a nivel mundial”, indicó.
Aseveró que ahora se aplican nuevas tecnologías, así como materiales alternativos que ofrecen, por ejemplo, sistemas ahorradores de agua y de energía.
“La arquitectura tiene que cambiar radicalmente porque con los efectos que tenemos del cambio climático la construcción hoy resulta más costosa”, finalizó.
