/ domingo 28 de noviembre de 2021

Aumenta déficit de sacerdotes católicos por migración y pandemia

Ser guía espiritual no es una tarea fácil, se requiere mucho discernimiento y tener la vocación.

Si antes de la llegada de la pandemia ya era notable la falta de sacerdotes en las diferentes Diócesis del país, hoy ese déficit de guías espirituales en la iglesia católica es aún más notorio y hasta cierto punto preocupante.

Hacen falta para atender en la confesión, acompañamiento, celebración de misas y sobre todo cuando una familia sufre la pérdida de un ser querido, de igual manera para dar apoyo espiritual a los llegados por la migración desde diversas latitudes.

“El Papa y la Iglesia siempre han visto la necesidad de más sacerdotes para atender a los fieles, antes de la pandemia era notorio y hoy lo es más”, así lo dio a conocer el presbítero Andrés Figueroa Santos.

El actual vicario de la Catedral de Ciudad Victoria ponderó que no es precisamente por falta de vocaciones por parte de los jóvenes. “Ha sido más notorio la falta de sacerdotes durante la pandemia, la cual nos hizo ver que los fieles quieren un acompañamiento más cercano en los tiempos que tienen a un enfermo, nos hace ver que sí hay carencia de sacerdotes sobre todo en comunidades lejanas”, refirió.

LA MIGRACIÓN OBLIGA A TENER MÁS SACERDOTES

Pero no es un fenómeno solo de México, sino que se extiende a países como Estados Unidos donde constantemente se tiene la necesidad de contar con más sacerdotes para atender la creciente demanda de feligreses católicos, en su mayoría llegados por migración desde Latinoamérica.

“Este es un fenómeno que se presenta en cualquier parte del mundo y más en nuestro país, por las constantes migraciones que existen, tenemos el caso de Monterrey a donde llegó un grupo de fieles católicos de Corea del Sur, entonces también llegó con ellos un sacerdote coreano para atender esa comunidad migrante, este fenómeno nos viene a decir que urgen sacerdotes”, agregó.

En el caso de la Unión Americana constantemente están solicitando sacerdotes que se prepararán en las diferentes Diócesis del país, “de preferencia piden sacerdotes hispanos que están destinados a atender a las comunidades de migrantes latinos que cada vez son más los que hay en Estados Unidos”, indicó el entrevistado, quien cuenta con estudios eclesiásticos en el Seminario Arquidiocesano de Monterrey y en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, para la Licenciatura en Filosofía.

El llamado de Dios para ser sacerdote “antiguamente se pensaba que era un llamado perpetuo" | Crédito: Miguel Díaz

LLEGAN MILLENNIALS Y PROFESIONISTAS AL SEMINARIO

Varios jóvenes millennials ya se encuentran interesados o cursando su formación en el Seminario, lo que abre la posibilidad de que surja una nueva generación de guías espirituales.

Figueroa, quien se ordenó sacerdote el 29 de diciembre de 2017 en la Catedral de Ciudad Victoria, consideró que “aunque hay carencia y pocos seminaristas sigue habiendo respuesta a pesar de las dificultades propias de su época, que dicen sí al sacerdocio en estos tiempos”.

Otro fenómeno que se está presentando en torno a la vocación sacerdotal es de profesionistas que ya ejerciendo la carrera que estudiaron deciden abandonarla para ser sacerdotes.

Está el caso de un amigo que fue Médico Cirujano, ejerció en el Instituto Mexicano del Seguro Social de Monterrey, ingresó al Seminario, actualmente es sacerdote y ejerce a la par la primera profesión en que se preparó”, dijo.

Es una situación común en las últimas dos décadas en América y Europa, “se tiene el caso de jugadores profesionales de futbol que han ingresado al Seminario. Se habla de la brecha generacional y que la adolescencia se ha prolongado, la vocación se da avanzada la juventud, antes se pedía que fueran adolescentes, pero en la actualidad la Iglesia se ha dado cuenta que hay profesionistas con ideas más maduras que están optando por el sacerdocio”.

DE MERCADÓLOGO A SACERDOTE: LA HISTORIA DEL PADRE FIGUEROA

El padre Figueroa es uno de estos casos, ya que estudió la Licenciatura en Mercadotecnia, obteniendo su título en 2005; a los 26 años, en 2007, decidió ingresar al Seminario para en el 2013 obtener el título de Licenciado en Filosofía con especialidad en el personalismo cristiano. En 2017 obtuvo el título de Licenciado en Teología, ordenado diácono ese mismo año.

Y es que ser sacerdote no es sencillo, se requieren de 8 a 10 años de estudios en Filosofía y Teología, tiempo en que el seminarista puede discernir durante su preparación sobre la vocación.

“Cuando un joven ingresa a la carrera de Medicina y se da cuenta en el trayecto que ver la sangre o tratar con ciertas enfermedades de las personas es una limitación que tiene, no va a poder servir al 100% como médico; en el sacerdocio es parecido”, ejemplificó.

En ese proceso de decisión del que aspira a ser sacerdote la Iglesia revisa todo muy bien, en la actualidad emplea herramientas de psicología para dar apoyo dentro del ejercicio espiritual.

El término discernimiento en el aspecto religioso nos indica que “es un don del Espíritu Santo. Es un ejercicio espiritual de búsqueda de la presencia de Dios que, como hemos visto, está muy presente y enraizado desde los orígenes del cristianismo”.

El llamado de Dios para ser sacerdote “antiguamente se pensaba que era un llamado perpetuo, pero en la realidad es que tienes que trabajar en muchas cosas, tanto humanas como espirituales, puede que en el trayecto nos enfrentemos con situaciones límites, donde nuestra capacidad emocional se pone a prueba y si no estás capacitado tienes que pedir ayuda.

“Viene a ser un proyecto de vida al estilo del maestro Jesús, un hombre que hizo el bien y pasó a hacer el bien con los demás”, dijo el padre Figueroa.

El padre Figueroa se ordenó sacerdote el 29 de diciembre de 2017 en la Catedral de Ciudad Victoria | Crédito: Miguel Díaz

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“JAMÁS UN SACERDOTE SE SENTIRÁ SOLO”, ASEGURA

Para el padre Andrés Figueroa ordenar sacerdote hace casi 4 años ha sido la mejor elección de su vida e indica que “el sacrificio en la vida es evangélico, no va a faltar nada, siempre estaremos rodeados de personas, jamás un sacerdote se sentirá solo.

“En estos tiempos donde urgen jóvenes que desean acercarse a la vida de este hombre que pasó haciendo el bien sobre la tierra, ya este hecho de un personaje tan fuerte como el maestro Jesús, es una pauta suficiente para decir sí, me llama la atención, quiero ser como él, un estilo de vida que es la vida sacerdotal”, dijo.

Si antes de la llegada de la pandemia ya era notable la falta de sacerdotes en las diferentes Diócesis del país, hoy ese déficit de guías espirituales en la iglesia católica es aún más notorio y hasta cierto punto preocupante.

Hacen falta para atender en la confesión, acompañamiento, celebración de misas y sobre todo cuando una familia sufre la pérdida de un ser querido, de igual manera para dar apoyo espiritual a los llegados por la migración desde diversas latitudes.

“El Papa y la Iglesia siempre han visto la necesidad de más sacerdotes para atender a los fieles, antes de la pandemia era notorio y hoy lo es más”, así lo dio a conocer el presbítero Andrés Figueroa Santos.

El actual vicario de la Catedral de Ciudad Victoria ponderó que no es precisamente por falta de vocaciones por parte de los jóvenes. “Ha sido más notorio la falta de sacerdotes durante la pandemia, la cual nos hizo ver que los fieles quieren un acompañamiento más cercano en los tiempos que tienen a un enfermo, nos hace ver que sí hay carencia de sacerdotes sobre todo en comunidades lejanas”, refirió.

LA MIGRACIÓN OBLIGA A TENER MÁS SACERDOTES

Pero no es un fenómeno solo de México, sino que se extiende a países como Estados Unidos donde constantemente se tiene la necesidad de contar con más sacerdotes para atender la creciente demanda de feligreses católicos, en su mayoría llegados por migración desde Latinoamérica.

“Este es un fenómeno que se presenta en cualquier parte del mundo y más en nuestro país, por las constantes migraciones que existen, tenemos el caso de Monterrey a donde llegó un grupo de fieles católicos de Corea del Sur, entonces también llegó con ellos un sacerdote coreano para atender esa comunidad migrante, este fenómeno nos viene a decir que urgen sacerdotes”, agregó.

En el caso de la Unión Americana constantemente están solicitando sacerdotes que se prepararán en las diferentes Diócesis del país, “de preferencia piden sacerdotes hispanos que están destinados a atender a las comunidades de migrantes latinos que cada vez son más los que hay en Estados Unidos”, indicó el entrevistado, quien cuenta con estudios eclesiásticos en el Seminario Arquidiocesano de Monterrey y en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, para la Licenciatura en Filosofía.

El llamado de Dios para ser sacerdote “antiguamente se pensaba que era un llamado perpetuo" | Crédito: Miguel Díaz

LLEGAN MILLENNIALS Y PROFESIONISTAS AL SEMINARIO

Varios jóvenes millennials ya se encuentran interesados o cursando su formación en el Seminario, lo que abre la posibilidad de que surja una nueva generación de guías espirituales.

Figueroa, quien se ordenó sacerdote el 29 de diciembre de 2017 en la Catedral de Ciudad Victoria, consideró que “aunque hay carencia y pocos seminaristas sigue habiendo respuesta a pesar de las dificultades propias de su época, que dicen sí al sacerdocio en estos tiempos”.

Otro fenómeno que se está presentando en torno a la vocación sacerdotal es de profesionistas que ya ejerciendo la carrera que estudiaron deciden abandonarla para ser sacerdotes.

Está el caso de un amigo que fue Médico Cirujano, ejerció en el Instituto Mexicano del Seguro Social de Monterrey, ingresó al Seminario, actualmente es sacerdote y ejerce a la par la primera profesión en que se preparó”, dijo.

Es una situación común en las últimas dos décadas en América y Europa, “se tiene el caso de jugadores profesionales de futbol que han ingresado al Seminario. Se habla de la brecha generacional y que la adolescencia se ha prolongado, la vocación se da avanzada la juventud, antes se pedía que fueran adolescentes, pero en la actualidad la Iglesia se ha dado cuenta que hay profesionistas con ideas más maduras que están optando por el sacerdocio”.

DE MERCADÓLOGO A SACERDOTE: LA HISTORIA DEL PADRE FIGUEROA

El padre Figueroa es uno de estos casos, ya que estudió la Licenciatura en Mercadotecnia, obteniendo su título en 2005; a los 26 años, en 2007, decidió ingresar al Seminario para en el 2013 obtener el título de Licenciado en Filosofía con especialidad en el personalismo cristiano. En 2017 obtuvo el título de Licenciado en Teología, ordenado diácono ese mismo año.

Y es que ser sacerdote no es sencillo, se requieren de 8 a 10 años de estudios en Filosofía y Teología, tiempo en que el seminarista puede discernir durante su preparación sobre la vocación.

“Cuando un joven ingresa a la carrera de Medicina y se da cuenta en el trayecto que ver la sangre o tratar con ciertas enfermedades de las personas es una limitación que tiene, no va a poder servir al 100% como médico; en el sacerdocio es parecido”, ejemplificó.

En ese proceso de decisión del que aspira a ser sacerdote la Iglesia revisa todo muy bien, en la actualidad emplea herramientas de psicología para dar apoyo dentro del ejercicio espiritual.

El término discernimiento en el aspecto religioso nos indica que “es un don del Espíritu Santo. Es un ejercicio espiritual de búsqueda de la presencia de Dios que, como hemos visto, está muy presente y enraizado desde los orígenes del cristianismo”.

El llamado de Dios para ser sacerdote “antiguamente se pensaba que era un llamado perpetuo, pero en la realidad es que tienes que trabajar en muchas cosas, tanto humanas como espirituales, puede que en el trayecto nos enfrentemos con situaciones límites, donde nuestra capacidad emocional se pone a prueba y si no estás capacitado tienes que pedir ayuda.

“Viene a ser un proyecto de vida al estilo del maestro Jesús, un hombre que hizo el bien y pasó a hacer el bien con los demás”, dijo el padre Figueroa.

El padre Figueroa se ordenó sacerdote el 29 de diciembre de 2017 en la Catedral de Ciudad Victoria | Crédito: Miguel Díaz

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“JAMÁS UN SACERDOTE SE SENTIRÁ SOLO”, ASEGURA

Para el padre Andrés Figueroa ordenar sacerdote hace casi 4 años ha sido la mejor elección de su vida e indica que “el sacrificio en la vida es evangélico, no va a faltar nada, siempre estaremos rodeados de personas, jamás un sacerdote se sentirá solo.

“En estos tiempos donde urgen jóvenes que desean acercarse a la vida de este hombre que pasó haciendo el bien sobre la tierra, ya este hecho de un personaje tan fuerte como el maestro Jesús, es una pauta suficiente para decir sí, me llama la atención, quiero ser como él, un estilo de vida que es la vida sacerdotal”, dijo.

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