Anderson Meda y su esposa Rosa del Carmen salieron de Centroamérica con su bebé en brazos para emprender la búsqueda del sueño americano, fue así como sin importar los peligros que pudieran suscitarse durante su trayecto, lograron llegar al campamento migrante en el norte de Tamaulipas.
A más de dos meses de haberse establecido en el albergue migratorio Senda de Vida en Reynosa, y a escasos kilómetros del Valle de Texas, decidieron emplear el tiempo de espera ayudando con las clases a cientos de niños migrantes.
Mientras esperan respuesta de su petición de asilo político por parte del gobierno de los Estados Unidos, forman parte de los tres jóvenes migrantes que dan clases a más de 200 niños centroamericanos y mexicanos en medio de la contingencia sanitaria por el Covid-19.
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LOS PREPARARÁN PARA CRUZAR LA FRONTERA
Los profesores son tres centroamericanos motivados a ayudar a los niños del refugio, donde además de continuar con su educación, una iglesia les provee alimento, ropa y medicamentos que son donados por la población de ambos lados de la frontera.
“Esto es algo muy bonito, poder ayudar a los niños y que lleguen motivados al lugar a donde van, considero que los Estados Unidos tiene un régimen de educación más estricto, hacer incentivos en los niños de que puedan salir adelante y pues seguir apoyándolos”, indicó Anderson a EL SOL DE TAMPICO.
Explicó que este aprendizaje es útil, en caso de que el gobierno de Joe Bien acepte su solicitud de asilo. “Se les enseña inglés, pero también a que aprendan a escribir, leer, contar, multiplicar, sumar y dividir... en caso de que les den el asilo político lleven la mentalidad de seguir estudiando allá”, apuntó.
ENLACE VIRTUAL CON PROFESORES DE TEXAS
Anderson junto a su esposa Rosa del Carmen, de El Salvador, así como José Carlos de Guatemala, se enlazan vía Zoom con profesores del Valle de Texas que pertenecen a la organización Sidewalk School Worksheet, quienes velan por la educación de los pequeños migrantes.
“Al momento tenemos seis profesores que nos instruyen y ellos nos dicen cómo debemos dar las clases y nosotros enseñamos a los niños, nos mandan material, nos explican y ya nosotros nos encargamos de dar las clases”, comentó José Carlos, el profesor voluntario.
Los menores se reúnen bajo una pequeña carpa color blanco donde toman sus clases y tienen ciertos horarios para conectarse a través de una computadora sincronizada a un televisor, todo facilitado por la agrupación altruista.
Ahí llegan los grupos de niños muy entusiasmados para tomar sus clases, no sin antes aplicar las medidas necesarias para protegerse de los contagios del Covid-19, que con anterioridad se había apoderado del albergue.
DESDE KÍNDER A PRIMARIA
Los tres jóvenes migrantes tienen a su cargo grupos de diferentes edades, de seis y siete años que toman clases especiales de kínder y de ocho a 15 años en primaria.
“Hasta ahora hay un aproximado de 250 niños y tenemos seis grupos, a veces hay grupos de 20 o de 15, entonces varía mucho, les damos las clases de lunes a viernes de 9:00 de la mañana hasta las 16:30 horas”, explicó Anderson.
A DISTANCIA
Los maestros voluntarios trabajan con profesores de los Estados Unidos que también migraron. Anderson Meda destacó que hay profesores de Cuba y de otros países que radican en los Estados Unidos, quienes por videoconferencias explican cómo hacer las actividades con los menores.
“Este proyecto acaba de llegar, creo que en otras fronteras ya se había dado, pero aquí en Reynosa tiene poco, viene la Asociación Sidewalk School Worksheet y nos preguntaron si queríamos apoyar y…